No han tenido descanso los fabricantes de botellería plástica estos meses. La irrupción del coronavirus ha obligado al sector a responder sin un respiro primero ante una demanda irracional, que afectó a mercados clave como las aguas envasadas o el aceite, y luego ante un nuevo perfil de pedidos para productos que hasta hace no mucho tenían un peso residual en su catálogo. Aunque el año está siendo excepcionalmente atípico, pocas empresas de este campo se muestra pesimistas sobre la evolución de sus negocios. Se prevén caídas, pero no parece que vayan a ser muy abruptas y en casi todos los casos la clave para superar esta prueba ha sido la capacidad de reconversión. Tanto la producción de poliolefinas como de PET han visto como la demanda de los sectores de higiene, limpieza y desinfección han sido capaces de compensar las bajadas experimentadas en otros campos de la alimentación (sobre todo, la vinculada a hostelería) o, sobre todo, la perfumería y cosmética. Especialmente relevante ha sido la demanda de soluciones hidroalcohólicas, que, sobre todo, ha servido para movilizar una amplia gama de formatos tanto entre los proveedores de envases como de tapones.

Este producto se ha presentado en distintas tipologías de packaging empleando el plástico rígido (y en menor medida el material flexible, utilizado en las recargas de determinados sistemas dispensadores) como base. Desde garrafas de PEAD de 5 o 10 l, empleadas principalmente para formatos más económicos y versátiles (demandados por empresas, instituciones y entidades que gestionan áreas de alta concentración de personas); formatos más comunes de 750 ml 1 y l para uso doméstico y comercios de todo tipo, en el que tanto el PEAD como el PET comparten primacía; y envases de menor dimensión, desde 75 ml a 250 ml para uso esencialmente domestico, donde el PET ha sido el absoluto triunfador. Precisamente en este último nicho es donde se han obtenido los mayores réditos, ya que este tipo de formatos de menor capacidad suelen ofrecer al fabricante un mayor valor añadido.

Redirigir la producción

Prácticamente todo el sector del PET, tanto productores como importadores, han reforzado su acción productiva y comercial de forma destacada, algo que también es aplicable a los suministradores de tapones, donde los fabricantes de dispensadores, aplicadores o los cierres de fácil apertura han tenido que hacer frente a fuertes incrementos de la demanda en la medida en que el sistema de dosificación ha sido clave para garantizar la asepsia del envase. Todos se han visto desbordados por unos pedidos que todavía siguen siendo extraordinarios y que en determinados momentos, en especial en el pasado mes de marzo, han obligado a más de un director de compras a peinar el mercado ante las dificultades para encontrar suministros. Pero pese a los problemas, los fabricantes han conseguido adaptar máquinas acostumbradas a fabricar botellas de agua o champú para que produzcan los formatos adecuados para este nicho.

En algunos casos el boom de las soluciones hidroalcohólicas en los estantes ha supuesto la apertura de nuevos negocios, como el proveedor de envases Juvasa, que distribuye este tipo de gel en garrafas de 5 l; el importador de maquinaria de envasado y final de línea Etirol, que ha hecho lo propio con dispensadores automáticos de gel para empresas y colectividades; o el fabricante de tubos para cosmética Tuboplast Hispania, que ha redirigido parte de su producción, que estos años ha recibido cuantiosas inversiones, al mercado de los geles hidroalcohólicos. Sin llegar a este tipo de giros estratégicos, la fuerte demanda de este producto de higiene ha supuesto igualmente cambios en el día a día de más de una compañía. Por ejemplo, la barcelonesa Repli, que cuenta con varios formatos para este campo, ha potenciado su red de ventas para este producto ante su excepcional marcha. En la misma línea se ha movido el especialista en taponería y botellería Rafael Escribano (Rafesa), que ha sumado a su catálogo una gama de envases pensada para contener soluciones de gel y productos hidroalcohólicos que, en un esfuerzo por hacerlos sostenibles, comprende formatos en vidrio o plástico reciclado o reciclable con piezas de dosificación en diferentes capacidades.

Respuesta solidaria

Incluso una empresa como Germark, adscrita a un sector a priori tan lejano como la fabricación de sistemas de impresión y codificación, ha tenido que reforzar su división de Sistemas ante el aumento de los pedidos de máquinas de aquellas empresas que dedicaron recursos a la fabricación de medios para luchar contra el Covid-19, entre ellos los fabricantes de hidroalcohólicos. Con vistas a que estos clientes no tengan que abordar inversiones de las que puede que no obtengan rentabilidad a largo plazo, la compañía ha creado un servicio de renting que permitirá a esta tipología de clientes hacerse con el equipo que necesitan sin acometer una cuantiosa inversión.

Pero los proveedores de envases plásticos han sabido, además, ver la oportunidad que presentaba una crisis de este calibre para reivindicarse y ayudar a la sociedad en un momento en el que la imagen de este material está atravesando una situación complicada tanto entre los consumidores como los envasadores, en medio de un proceso de revisión global del packaging por cuestiones medioambientales. En estos meses, se han multiplicado las iniciativas de reconocidos fabricantes como Armando Álvarez, Caiba, Resilux, Novapet o Farmaplas; así como de compañías también vinculadas como el proveedor de equipos de soplado de envases Sidel, que se han movilizado para ayudar a poblaciones e instituciones locales, como hospitales o residencias, ofreciendo de manera gratuita envases de gel. Una forma de socorrer a organizaciones necesitadas y reafirmar lo indispensable que es el plástico para garantizar la salud y la higiene de la población.