Pocos sectores del packaging están haciendo un esfuerzo más importante en adaptar su mismísima esencia para convertirse en un modelo de sostenibilidad. El siglo XXI ha supuesto una profunda transformación en la forma en que se consumen todo tipo de productos dando una prioridad cada vez mayor a los envasados. En ese entorno, el envasado en bandejas y láminas se ha convertido en la norma en los lineales al tiempo en que loncheados, preparados y precocinados aumentaban su peso en los lineales, una tendencia que seguirá creciendo, aunque posiblemente a otros ritmos, en los próximos años.

El ingente volumen de envases que se han puesto en el mercado en estos años es una muestra del éxito, pero también un aviso de que el modelo debe cambiar. Con una presión legislativa y fiscal que puede actuar como un auténtico tsunami, el sector afronta un periodo de durísima competencia entre tres grandes segmentos de producto, cada uno con una estrategia clara, tal y como recoge el último informe sectorial abordado por Alimarket Envase.

Papel y cartón, aprovechar la ola

Que el papel está de moda ahora mismo es un hecho más que constatado. Reducir la dependencia del plástico tradicional es ahora la prioridad de todo la industria del gran consumo, gracias a la buena percepción del público pero también por los avances que se han ido forjando a nivel medioambiental, desde las tasas de reciclado (mucho más elevadas que con el plástico), hasta certificados medioambientales consolidados (como el FSC) o programas asociados para acercarse a la deseada neutralidad de carbono.

Pero existen problemas que afrontar sobre todo para acceder a nichos de mercado muy concretos. Se ha vuelto común el uso de este tipo de soluciones en el mercado hortofrutícola, pero cuesta más verlas en otros segmentos, especialmente cuando implican a productos que necesitan procesos de conservación complejos. Actualmente se prueban distintas soluciones, como lacas, films biodegradables o films plásticos con vistas a mejorar la capacidad de protección del embalaje. Está siendo una camino no exento de dificultades, aunque con éxitos importantes y sobre todo con avances notables a nivel de inversión

Plástico: el reciclado absoluta prioridad

A nivel de imagen el plástico es desde luego el gran perdedor de la corriente que hay ahora mismo en favor de la sostenibilidad. Los impresionantes volúmenes que se han alcanzado y algunos errores (en forma de alimentos mal envasados) han sido una señal de fortaleza pero también de preocupación por toda la cadena de valor, en especial ahora que parece que el plástico va a ser penalizado en forma de impuestos.

En este punto el trabajo de los fabricantes pasa por una transformación de las soluciones en las que casi todo versa en torno al reciclaje. Por un lado, se ha vuelto prioritario poder sumar más material reciclado al proceso productivo, lo que no es sencillo dadas las capacidades de reciclado que hay instaladas en el país y la dificultad para obtener material de calidad y buenos acabados que además sean de grado alimentario.

Por otro, después de años explotando las posibilidades de los materiales multicapa para alargar la vida del contenido (con combinaciones que incluían entre sus formulaciones materiales como el EVOH y la PA), ahora nos movemos hacia soluciones que empleen distintas capas pero siempre con el mismo polímero, una fórmula que permite facilitar las labores de reciclado y obtener recursos de segunda generación más puros.

Materiales renovables, más allá del horeca

Al margen de los dos grandes rivales en liza, en estos dos últimos años han proliferado otro tipo de soluciones en el que la base es la procedencia del material. Bagazo de caña de azúcar, bambú, celulosas o madera se han ido abriendo un hueco como opciones perfectamente válidas y buscadas por un perfil de consumidor que, además, suele gozar de mayores niveles de renta.

Sin embargo, la demanda de este tipo de soluciones procede del canal horeca donde tanto las grandes cadenas como determinados perfiles de restaurantes (comidas étnicas o alta gama) han hecho un importante esfuerzo estos años porque los envases empleados coincidieran con las filosofía del establecimiento o los perfiles de sus clientes. El parón que ha traído consigo la crisis del coronavirus ha afectado lógicamente a la estrategia seguida por las empresas que se posicionan en este campo, que han tenido que ver como sus pedidos no cumplían las expectativas que se planteaban a principios de año.

El éxito en el canal horeca además se considera un factor clave para conquistar a la gran distribución, ya que si el consumidor se acostumbra a ver este tipo de alternativas en sus pedidos o cuando adquiere platos take away eventualmente acabará por demandarlos también en los lineales.