La inminente aplicación del nuevo paquete legislativo europeo en materia de sostenibilidad (que incluye el Reglamento EUDR sobre cadenas libres de deforestación, el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR) y la Directiva sobre Green Claims) está redefiniendo el panorama del packaging en Europa. En este nuevo contexto, la bolsa de papel destaca como uno de los envases mejor preparados para cumplir con las exigencias normativas y ambientales que marcarán el futuro del sector. “La sostenibilidad ya no es una opción, es un marco jurídico exigente. Y la bolsa de papel lo cumple desde el origen”, asegura Ángel Dapena, director de la plataforma La Bolsa de Papel.
El nuevo enfoque de la Unión Europea no solo pone el foco en la gestión del residuo, sino que desplaza la atención al inicio de la cadena: ¿De dónde viene el material? ¿Cómo se obtiene? ¿Puede probarse su origen ético y su impacto ambiental?
El Reglamento EUDR exige que productos como el papel provengan de fuentes no vinculadas a la deforestación después de 2020, con trazabilidad hasta la parcela forestal. Por otro lado, el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR) establece que los envases deben ser sostenibles desde su diseño, fácilmente reciclables y compatibles con la economía circular. Y la Directiva sobre Green Claims obligará a verificar todas las afirmaciones ambientales con evidencia técnica y validación independiente.
La bolsa de papel: cumplimiento real, impacto bajo
En este nuevo marco, la bolsa de papel reúne ya las condiciones exigidas, como son su origen renovable, pues está fabricada a partir de fibra de celulosa procedente de bosques gestionados de forma sostenible (certificaciones FSC, PEFC); reciclabilidad real, ya que más del 80% de las bolsas de papel se reciclan eficazmente en Europa; circularidad demostrada, pues el papel puede reciclarse hasta ocho veces sin perder calidad; y trazabilidad completa, puesto que el sector papelero dispone de sistemas avanzados para certificar el origen de la materia prima.
Además, se integra sin fricción en los sistemas de recogida actuales, es reconocida por los consumidores y aporta beneficios reputacionales a las marcas que la adoptan, señalan desde la plataforma.
Según estudios recientes, el 95% de los consumidores valora positivamente las bolsas de papel, y el 63% considera que mejoran la imagen de los comercios que las utilizan. En un entorno en el que el consumidor es más exigente, informado y regulado, el envase se ha convertido en un vehículo clave para la credibilidad. “Cumplir con la ley es importante, pero convertir ese cumplimiento en valor de marca es la verdadera oportunidad”, añade el director de La Bolsa de Papel, Ángel Dapena.
Con la legislación europea a punto de implantarse en toda su extensión, la bolsa de papel se posiciona como un caso de éxito en cumplimiento y adaptación normativa, dice la plataforma. “Un envase que no necesita cambiar para cumplir, porque ya nació alineado con los principios de la sostenibilidad real”.