¿Qué quería el cliente?

La gama de lomos de Bonito de “Conservas Ortiz” se posiciona en una franja media-alta. El cliente quería dar más categoría a la etiqueta manteniendo la identidad y sin cambiar los botes.

¿Que cambios había que abordar?

En la etiqueta y sello, más que añadir se trataba de quitar y reestructurar, debido a que en la etiqueta frontal interferían mensajes que dentro de la escala jerárquica no ocupaban el primer puesto. Además para ganar en branding se debía mejorar la posición y tamaño de la marca dentro de la etiqueta. En cuanto a elementos añadidos se apostó por un tapón corporativo que acabó dando al conjunto un acabado óptimo.

Se creó una forma que se adaptaba a toda la gama: el círculo con alas que alberga los contenidos principales en face y permite que con una sola etiqueta se puedan poner textos legales en laterales sin que estos interfirieran en face. Esto permite ganar en limpieza de mensaje y eliminación de ruido en la comunicación principal- marca y denominación-.

También se retocaron proporciones entre elementos de la marca -barco y nombre- y se escogió una tipografía para denominación que es la que se usó para toda la gama.

Por ultimo, se creó un color a medida y se eliminaron algunas líneas azules que recargaban el diseño y se potenciaron los stamping.

¿Cuánto tiempo se empleó en el rediseño de este packaging?

Ocho meses.

¿Cuál fue la valoración final del cliente y del público receptor del producto?

Fue muy buena, sobre todo teniendo en cuenta que no era una necesidad que tuvo el cliente sino una propuesta por iniciativa del estudio. El resultado está probado y a nivel de ventas ha sido satisfactorio.