A la vista de lo ocurrido en los últimos años, el PET se ha presentado como un caso único dentro del packaging plástico al que parecen no afectarle los factores que sí han dañado a otros sectores (básicamente, la dificultad para exportar, la competencia asiática, el precio de las materias primas y las presiones ecologistas). La clave para su supervivencia reside en el fuerte avance tecnológico que acumula el sector desde hace varios años (aplicado a varios campos, desde la reducción de gramajes hasta la aplicación a nuevos campos) y a su excelente posicionamiento en un mercado clave del consumo con son las bebidas.

Dadas las circunstancias actuales, se hace difícil prever cuál va a ser su evolución en los próximos años. Un mercado tan importante como el de las aguas envasadas está en pleno proceso de redimensionamiento, con una importante fuga de marcas a la vista del triunfo de la MDD, lo que sin duda repercutirá en los precios de los envases.

Por otro lado, la reciente aprobación de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados crea una incertidumbre jurídica sobre la situación de los envases no retornables al introducir la posibilidad de crear un Sistema de Depósito. Pese a los problemas que se plantean en el horizonte, a los que se suma la complicada salida de la crisis, el sector está muy lejos de ser pesimista, como demuestra el hecho de que entre 2010 y 2011 se hayan anunciado inversiones por valor de más de 60 M€, enfocadas fundamentalmente al aumento de capacidad productiva.