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Fallece Rufino Calero Cuevas, fundador de Tryp y Vincci

Fallece Rufino Calero Cuevas, fundador de Tryp y Vincci

El 28 de junio ha fallecido Rufino Calero Cuevas, creador de dos importantes cadenas hoteleras españolas: Tryp y Vincci, a tres meses de cumplir los 85 años. Nacido en 1935, el empresario fundó en 1975, junto con Antonio Briones y Max Mazin, Tryp Hoteles, que en el año 2000 vendieron al grupo Meliá (este, a su vez, la traspasaría al estadounidense Wyndham en 2010 ). Sin embargo, pocos meses después, a principios de 2001, creó con su familia Vincci Hoteles, una cadena de perfil principalmente urbano en la que ejercía de presidente y que dirige uno de sus hijos, Carlos Calero Gracia. Actualmente, Vincci cuenta con una red operativa de 37 establecimientos y 5.217 habitaciones, presente en España (29-3.146), Túnez (5-1.827) y Portugal (3-244). En 2019, obtuvo unas ventas de unos 155 M€ y dispone de una plantilla de más de 2.600 trabajadores. Operativamente, su portfolio se reparte entre alquiler (55,6% de la capacidad alojativa), gestión (27,5%) y propiedad (16,9%).

Desde Vincci se explica que "hubo un salto en el modelo turístico español de sol y playa que tuvo a Rufino Calero como uno de sus mayores artífices y protagonistas. Él fue quien estableció tres de los valores fundamentales para esta evolución: calidad, servicio y ubicación son las claves para lograr el éxito. Señas de identidad de una exitosa e influyente trayectoria empresarial con las que creó junto a sus dos socios Tryp Hoteles y, después junto a sus hijos, Vincci Hoteles, una de las cadenas de hoteles españolas más influyentes del panorama nacional, con la que obtuvo la Medalla al Mérito Turístico en la categoría de Sostenibilidad y Calidad entre otros numerosos premios recogidos en toda su carrera. Recuerda Carlos Caleroa que "desde niño vi al Jefe trabajando 24 horas, 365 días al año. Pertenece a una generación hecha a sí misma con aguda intuición y gran culto al trabajo".

Rufino Calero empezó su carrera profesional en 1953 en Husa Hoteles y permaneció en la cadena hasta 1958, año en el que pasó a ser director administrativo de la cadena Hispanhotel. Tenía 18 años cuando empezó a trabajar en el sector hotelero. Lo hizo como auxiliar administrativo en las oficinas centrales de Husa Hoteles un 29 de julio. Era el día de Santa Marta, patrona de la hostelería. Calero, que frustraba así el deseo de su abuela de que trabajara en un banco, tuvo la tarde libre. Los días y años siguientes vinieron, sin embargo, cargados de largas jornadas y de anécdotas como gestor de hoteles: "trabajo, trabajo y trabajo", esta fue la impronta que marcó cada día de su influyente carrera empresarial dentro del sector turístico español, uno de los más dinámicos del mundo gracias a figuras emblemáticas como la de Rufino Calero.

En 1961 adquirió su primer hotel en propiedad, en Zaragoza, el hotel 'Gran Vía', y a partir de ese momento comenzó su andadura como empresario. Desde el inicio de su trayectoria imprime una filosofía de trabajo que sigue viva en la actualidad en Vincci Hoteles, por aquel entonces ya afirmaba que "la hostelería es una profesión vocacional y cuando uno tiene el 'veneno' en el cuerpo es difícil quitárselo; el que nace hostelero no quiere dejar de serlo y vive por y para el cliente". Es entonces cuando define tres grandes valores que ya son universales dentro del sector: "calidad, servicio y ubicación son las claves para lograr el éxito", decía siempre con una convicción inquebrantable.

En 1965 es cuando comienza una nueva faceta dentro de la hostelería, muy enriquecedora según su criterio, que son los hoteles de alta montaña y nieve, dirigiendo durante cuatro años el hotel 'Edelweis', de Candanchú. Siempre recordaba estos años con especial cariño a pesar de que fueron un reto constante debido a las características propias de este tipo de hotel: "era pura improvisación. A 20 grados bajo cero, de repente me llamaba el jefe del servicio técnico para decirme que no había agua caliente porque las tuberías se habían congelado... salía del atolladero como podía".

Conocido en el sector turístico por su agilidad y por ser un gran negociador y bueno con los números, Rufino Calero posteriormente es fichado por ArturoEstrada para crear la División Hotelera de lo que entonces era el primer touroperador español OTA y llega a dirigir 15 hoteles hasta el año 1975, en que, junto con Max Mazín y Antonio Briones forman la compañía Tryp Hoteles, consiguiendo hasta el año 2000 tener 80 establecimientos repartidos por todo el mundo, con más de 30.000 camas. En esos años siguió su estilo propio, en el que siempre se preocupó por el máximo cuidado de los huéspedes pero también de los empleados. Al igual que los tres mosqueteros, Rufino creía en “Uno para Todos y Todos para Uno”, y siempre explicaba que “la mayoría de los que trabajaban conmigo se han jubilado conmigo”. “Siempre digo que en la hostelería trabajamos sin red, como los trapecistas. En una fábrica de camiones se prueban los vehículos y se devuelven si están defectuosos. Sin embargo, puedes gastarte 50 millones de euros en un hotel, pero resulta que el camarero ha tenido una mala noche y a lo mejor se lo hace pagar al cliente, que puede que nunca vuelva. Eso se evita teniendo un equipo muy profesional y manteniendo un buen ambiente de trabajo”, aseguraba siempre el directivo.

En el año 2001, Rufino Calero con los 65 años ya cumplidos cambió la jubilación por volver a empezar y fundó la cadena Vincci Hoteles con sus cuatro hijos, también hoteleros, y algunos miembros del equipo directivo de la antigua cadena, un equipo que ya había demostrado su capacidad para poner en pie grandes proyectos hoteleros. Sus cuatro hijos, Teresa, Carlos, Miguel Ángel y Rafael han dirigido desde entonces Vincci Hoteles en distintos cargos directivos bajo su atenta mirada. El “Jefe”, como desde niños han llamado siempre a su padre, siempre tuvo la ilusión de que sus hijos fueran "cuatro magníficos hoteleros", pero también quiso mostrarles que su profesión era pura vocación. "Nunca nos obligó", afirma Carlos. "Pero, después de vivir en los hoteles desde muy pequeños, el gusanillo estaba ahí", apunta Rafael. Y Miguel Ángel recupera una máxima de su padre: "Yo abro un hotel y tiro la llave, ya no se vuelve a cerrar. O tienes esa vocación o no te dediques a esto".



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