
Con la creciente adopción de tecnologías avanzadas, desde la inteligencia artificial hasta la telemedicina y la salud personalizada, se está produciendo una transición fundamental en la forma en que se prestan los servicios sanitarios. Todos los analistas coinciden en señalar el papel crítico de los recursos humanos en la realización de la transformación digital en sanidad. Instituciones como la OMS, OECD y la UE señalan el desarrollo de las competencias digitales de los profesionales sanitarios como un elemento fundamental para hacer efectiva la transformación digital y maximizar su potencial para la mejora de la calidad de la atención, la eficiencia operativa y la incorporación de la innovación y, en consecuencia, en la mejora de los servicios recibidos por los pacientes y los ciudadanos en general.
En la Estrategia Digital del SNS se incluyen numerosas referencias al refuerzo de las capacidades digitales del componente humano en el SNS. Así, por ejemplo, en la página 25 se afirma que “es imprescindible potenciar las infraestructuras físicas y de conocimiento experto para poder afrontar las necesidades de la transformación digital y en particular de las actuaciones derivadas de la estrategia” y en la página 45 se señala que ”la incorporación de recursos humanos capacitados en TIC para la salud a todos los niveles en el SNS es necesaria para poder garantizar la realización de la Estrategia”.
En este artículo se reflexiona sobre la situación actual, las necesidades y barreras, así como una serie de propuestas y recomendaciones.
Estado actual y desafíos principales
La transformación digital es un proceso continuo y complejo, multidimensional, y adaptativo, vinculado a las características internas de las organizaciones y del contexto social, económico y tecnológico. En general se reconoce que existe un desajuste entre las características de los procesos que resultan de la trasformación digital de la salud y las competencias del personal sanitario. Resulta esencial asegurar que este tiene el conocimiento, habilidades y actitudes adecuadas para enfrentarse a la evolución tecnológica y organizativa que se está produciendo. No solo se necesita que se desenvuelvan con soltura en la utilización de las nuevas tecnologías, sino también que las evalúen críticamente y que participen activamente en su desarrollo y en la adopción apropiada en la práctica rutinaria. En ese proceso es fundamental el desarrollo de culturas de comunicación y colaboración entre la parte asistencial y la parte tecnológica.
En la actualidad, las competencias digitales no están contempladas entre las que se exigen formalmente a los profesionales sanitarios en su educación y sería necesario ajustar los currículos de educación reglada y formación continuada.
La experiencia disponible muestra como la promoción de las competencias digitales en los profesionales sanitarios actualmente encuentra una serie de dificultades y barreras. En primer lugar, se trata de una cuestión compleja dada la naturaleza del sistema sanitario, el gran número y diversidad de profesionales, las tecnologías involucradas y la velocidad del cambio. Hay que considerar que se debe cubrir un espectro muy amplio de necesidades atendiendo a los diferentes niveles de responsabilidad (gestores sanitarios y alta dirección, responsables intermedios, primer nivel de atención, cuidadores informales) y la gran variedad de perfiles curriculares (médicos, enfermeros, dentistas, farmacéuticos, profesionales de Salud Pública, biólogos, informáticos, físicos, químicos, ingenieros, economistas, sociólogos, arquitectos trabajadores sociales y otros más).
También hay que tener en cuenta los distintos niveles de competencia digital de cada individuo y sus diferentes aptitudes y actitudes. Por ejemplo, dentro de los profesionales sanitarios, como en todo colectivo de usuarios de TIC, podemos distinguir los pioneros, los adoptadores tempranos, los adoptadores en la gran corriente y los recalcitrantes al cambio.
También se ha encontrado que hay diferencias según la edad, siendo más alta la competencia digital para los profesionales más jóvenes y los que usan herramientas digitales de forma fluida en su vida privada.
Un desafío importante es la limitación de recursos y de estrategias claras de formación. Así, por ejemplo, una de las cuestiones es la falta de formadores capacitados y la formación de formadores en competencias digitales para Salud.
Entre las cuestiones críticas que gravitan sobre los profesionales están la carga laboral excesiva y los problemas de disponibilidad de tiempo para su formación. Una de las manifestaciones de resistencia al cambio es la propia resistencia a recibir formación favorecido por la falta de incentivos y reconocimiento profesional por formación digital.
Gestión del cambio
La transformación digital requiere un cambio cultural significativo dentro de las organizaciones. La formación es un pilar fundamental de la gestión del cambio, pero debe estar acompañada de estrategias de adaptación al cambio del personal sanitario con una visión más amplia en relación con el ecosistema digital de la organización, lo que incluye un cambio cultural y de cuadros mentales. Es importante que lo digital se entienda como un hilo conductor que recorre toda la atención sanitaria, no como un conjunto de habilidades especializadas que solo son relevantes para cierto personal y ocupaciones. Resulta fundamental promover una mentalidad abierta hacia la innovación tecnológica y fomentar la aceptación del cambio por parte de todos los niveles del personal a lo largo de toda la organización. De acuerdo con los expertos, la intuición, la buena intención y la experiencia de modelos mentales anteriores no son suficientes para enfrentarse a los nuevos desafíos que plantea el mundo digital.
La experiencia muestra que la implementación de nuevas tecnologías puede generar resistencia al cambio entre el personal, especialmente entre aquellos con más experiencia.
Necesidad de capacitación digital
Existe una creciente toma de conciencia de que los conocimientos y habilidades en tecnologías digitales son competencias esenciales para los profesionales sanitarios y que el desarrollo de esas capacidades está retrasado en relación con las necesidades y la evolución de la tecnología
Por otra parte, existe una carencia de perfiles híbridos. Hay una falta de profesionales que combinen conocimientos clínicos con habilidades en tecnología y análisis de datos. Aunque se presuponga que los profesionales sanitarios tienen unos conocimientos y destrezas adecuados a su trabajo actual, se tienen que reinterpretar y acondicionar dentro del nuevo contexto de la trasformación digital de la sanidad. Hay que asegurar que el ritmo de los desarrollos de aplicaciones de la tecnología se refleje en las capacidades y habilidades de los profesionales sanitarios. La transformación digital no es un destino, sino un proceso continuo. Por ello, es necesaria la formación permanente, en la que juegan un papel importante formatos flexibles y aplicados (cursos online, minicursos, píldoras de conocimiento, etc.).
Existen distintos estudios sobre las necesidades de formación en competencias digitales para los profesionales sanitarios. De forma resumida la mayoría coinciden en señalar, por ejemplo, competencias digitales básicas y avanzadas, tales como alfabetización digital para uso fluido de herramientas digitales (correo electrónico, navegación web, ofimática, etc.); gestión de la información para buscar, filtrar, interpretar y aplicar información clínica fiable proveniente de fuentes digitales; sobre ciberseguridad y conducta segura, con conocimiento de los riesgos digitales, protección de datos y buenas prácticas (contraseñas, acceso, phishing, etc.); manejo de sistemas de información clínica, familiarización con historia clínica electrónica (HCE), sistemas de prescripción, imagen médica, etc.
También se señalan las competencias en salud digital incluyendo telemedicina y atención no presencial; conceptos básicos de interoperabilidad y estándares, así como el uso los datos en salud y los principios de gestión. También, un nivel básico de Inteligencia Artificial y Big Data para comprender su potencial y limitaciones en apoyo diagnóstico, predicción, gestión y toma de decisiones, sin olvidar estar al día sobre wearables, apps de salud, realidad aumentada, impresión 3D, etc.
Serían necesarias también competencias comunicativas y de relación incluyendo las de comunicación digital con el paciente y de trabajo interdisciplinar, colaborando con ingenieros, tecnólogos, informáticos, etc. Los profesionales también deben tener capacidad para soporte y guía de los pacientes en su papel de mentores, por ejemplo, en relación con el uso de Apps o manejo de la información en Internet. Igualmente necesarias serían competencias sobre seguridad, los aspectos éticos y legales, comprendiendo principios de la protección de datos personales y conocimiento del marco legal y normativo, así como sobre ética del dato y uso de algoritmos atendiendo a dilemas sobre sesgos, transparencia, consentimiento, etc.; y competencias organizativas y de liderazgo. Para navegar por la transformación digital es necesario contar con capacidad de adaptación, aprendizaje continuo, y de impulsar mejoras, pensamiento crítico y resolución de problemas digitales, detectar riesgos y oportunidades y liderazgo digital clínico, impulsando cambios desde la práctica y generar cultura digital en equipos.
Promoción, retención y atracción de talento
Aunque se piense que las nuevas generaciones están inmersas en el uso de nuevas tecnologías eso no implica que dispongan automáticamente del conocimiento y las destrezas necesarias para el uso eficiente de las TIC involucradas en la práctica sanitaria.
La transformación digital requiere hoy día profesionales con habilidades específicas en áreas como la inteligencia artificial, el análisis de datos, la ciberseguridad y la telemedicina. Las organizaciones deben ser capaces de atraer y retener a estos profesionales en un mercado laboral altamente competitivo. La articulación formal de la incorporación de estos conocimientos y capacidades en el SNS, más allá de las iniciativas individuales personales o de algunas organizaciones, es un desafío para los marcos actuales de gestión de recursos humanos y el desarrollo de talento digital en el sistema sanitario.
Es fundamental evitar la fuga de talento hacia otros sectores o empresas que ofrezcan mejores oportunidades en el ámbito digital. Para ello las organizaciones deben ofrecer un entorno de trabajo atractivo, con oportunidades de desarrollo profesional y una cultura que fomente la innovación. Los líderes de las organizaciones deben desempeñar un papel fundamental en la promoción de esta nueva cultura.
Un capítulo especial lo merecen los procesos de incorporación de personal nuevo. Esto implica diseñar procesos de incorporación ágiles y efectivos para el aprendizaje y la adaptación a los nuevos puestos de trabajo.
Conclusión y recomendaciones
Existe una conciencia creciente sobre la necesidad de educar y formar apropiadamente a los profesionales sanitarios en las competencias digitales a fin de hacer efectivo el potencial de las TIC en Salud para mejora la calidad y la eficiencia de los servicios sanitarios. Esto requiere que el papel de los profesionales sanitarios se revise para examinar los huecos de conocimiento y destreza y así identificar las oportunidades de desarrollo profesional y de necesidades de educación. Hay que tener en cuenta que la transformación digital es un proceso evolutivo con incorporación continua y cambios en las propias herramientas y las tecnologías que las soportan. Por ello las actuaciones, siendo urgentes, requieren de una perspectiva estratégica a largo plazo alineada con la propia estrategia de Salud Digital.
Ciertamente, la adecuación de los recursos humanos a la transformación digital de la sanidad es una cuestión compleja. Son muchas las partes que intervienen, directa e indirectamente en su capacitación digital. Más allá de las organizaciones sanitarias donde prestan sus servicios los distintos profesionales, hay que contar con el mundo académico, sindical, las sociedades científicas, las organizaciones profesionales y las empresas del sector. Además, existen muchas interrelaciones, algunas no explícitas y con cruces de intereses. La situación no se puede abordar con soluciones simplistas coyunturales para atender las demandas del momento y a nivel local, sino que requieren una visión holística sistémica con visiones a largo plazo que generen estrategias y programas de actuación con perspectivas de futuro y sentido de anticipación a la evolución de la transformación digital y su impacto en el Sistema Sanitario y sus organizaciones.
A forma de resumen podemos decir que el cambio impulsado por la transformación digital sólo mejorará los indicadores de salud si, en primer lugar, se hace un uso adecuado de la tecnología, y, en segundo lugar, se adaptan los perfiles de la fuerza laboral tanto la de los profesionales sanitarios como la de los profesionales TIC en salud y de los directivos, para poder responder a los retos de la transformación digital.
Teniendo en cuenta las características y dimensiones del sistema sanitario, la mejora en la formación de capacidades digitales en el sector requiere acciones de muy amplio alcance en educación reglada, en el desarrollo profesional continuado y en la adopción de metodologías, enfoques de actuación y procesos de evaluación. Una de las dificultades es que la mayoría de los entornos docentes involucrados en la educación de los profesionales sanitarios no tiene recursos ni capacidades para abordar este reto que además requiere una aproximación multidisciplinar.
El proceso de la trasformación digital del sector de la Salud depende del grado de competencia de los profesionales sanitarios en el dominio de las herramientas TIC. Esta competencia, o más propiamente la falta de la competencia se reflejará necesariamente, si no se toman medidas, en la eficiencia en las organizaciones sanitarias, la calidad de los servicios y los riesgos para la seguridad del paciente a la vez que se perderán las oportunidades que brinda el sector para el desarrollo de nuevas oportunidades laborales y profesionales.