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'Cohousing': una nueva alternativa para envejecer conviviendo

Cohousing: una nueva alternativa para envejecer conviviendo

En los últimos años se han desarrollado en España distintas iniciativas del denominado modelo 'Cohousing', también conocido como 'Senior Cohousing', porque se trata de un modelo de viviendas, con distintos servicios y espacios comunes enfocados a incrementar la convivencia y que está dirigido mayoritariamente a personas mayores. La forma de organización de los proyectos que van surgiendo suele ser la cooperativa, que garantiza una correcta gestión económica sin ánimo especulativo y, en paralelo, la participación de los propios usuarios en el proyecto. Esta filosofía de participación de los futuros residentes comienza en el momento de concebir el proyecto y se extiende a todas las decisiones.

Estamos ante un modelo ampliamente desarrollado en otros países de Europa, sobre todo en los países nórdicos, que en España se plantea como alternativa a residencias y viviendas tuteladas. La diferencia radica en la propia filosofía de convivencia y también en la titularidad de la propiedad: las viviendas tuteladas suelen ser propiedad de las administraciones o de empresas privadas, que controlan la gestión del inmueble, mientras en el modelo de 'Cohousing' son los propios socios los que supervisan y deciden sobre la gestión del centro, diseñan las actividades, y todo el proceso, desde la búsqueda y compra del solar, las obras, el modelo de organización, etc.

Una de las ventajas del modelo 'Cohousing' sobre las "clásicas" viviendas con servicios en propiedad que han venido promoviendo inversores privados en años anteriores, es que en el 'Cohousing' el usuarioadquiere solo el derecho de uso del apartamento y los espacios comunes. En el 'Cohousing' no existe división horizontal, los socios tienen una participación en el proyecto en su conjunto. Y respecto al problema de traspaso en caso de herencias, en el 'Cohousing' el derecho de uso puede transmitirse a los herederos, en caso de fallecimiento del titular, y estos pueden optar por ingresar en el centro o percibir el importe de inversión que realizó el difunto en su día. Asimismo, otra de las las principales ventajas del 'Cohousing' radica en que favorece la autonomía de las personas, que pueden vivir en viviendas individuales o colectivas y contar con todo tipo de servicios que favorezcan la convivencia. El modelo fomenta la participación del usuario en la convivencia de forma activa, solventando así problemas de soledad.

Según la Empresa Municipal de la Vivienda de Rivas-Vaciamadrid, que está promoviendo una iniciativa de estas características en la localidad madrileña, el 'Cohousing' (covivienda o vivienda colectiva) es un modelo habitacional que reconoce el derecho a la vivienda como un bien de uso y no comercial, en el que los futuros usuarios forman una comunidad que participa de manera activa de todo el diseño de las viviendas y el entorno de espacios comunes. La propiedad global permanece en manos del conjunto de la comunidad -normalmente constituida como cooperativa- y no hay sin división horizontal.

Así, estamos ante un modelo que combina la seguridad de ser propietario (algo muy valorado en nuestro país), con la libertad que otorga vivir de alquiler. El modelo se basa en la participación activa de la comunidad y se caracteriza por su carácter de autogestión. "No se trata de la simple promoción colectiva de vivienda, sino de la construcción de comunidades con vocación de establecer vínculos en su seno y con su entorno cercano".

'Convivir' desarrolla su modelo en Cuenca

Entre los ejemplos de complejos ya en funcionamienton cabe citar el complejo Convivir de Horcajo de Santiago (Cuenca) que, según alguno de sus promotores, surgió inspirado en otros desarrollados en otros países europeos. "La idea cuajó en el seno de un grupo de amigos que constituyó el grupo motor y fue el encargado de planificar, desarrollar y gestionar la implementación del proyecto", apuntan desde Convivir.

El modelo elegido por Convivir incluye apartamentos de uso individual o compartido, que facilita un nivel de privacidad similar al de un domicilio familiar y todo tipo de espacios comunes, incluido comedor, lavandería, salón de actos, biblioteca, gimnasio, enfermería, fisioterapia, cafetería, salas de usos múltiples, etc. En general, casi todos los espacios son propicios para las relaciones de grupo. El modelo de Convivir pretende fomentar el modelo de 'atención centrada en la persona"; favorece el envejecimiento activo; fomenta la solidaridad entre los residentes; y evita la soledad. El complejo, que abrió fue promovido en su día por los usuarios que hoy viven en él, si bien desde 2018 se da la posibilidad de la estancia en régimen de alquiler, con el límite de dependencia de grado 2, sin demencia asociada. No obstante, el complejo garantiza a propietarios y alquilados la atención en caso de situaciones de dependencia sobrevenida. De hecho, uno de los servicios que se presta es la atención adecuada al nivel de dependencia de cada residente.

Convivir está ubicado en una parcela de 40.000 m2, con 68 apartamentos (en cuatro tipologías con uno o dos dormitorios) y los citados espacios comunes. El inmueble dispone de 7.340 m2 construidos y una zona ajardinada de 3 hectáreas. La superficie útil de cada apartamento varía entre 24,49 m2 y los 49,37 m2. La importancia del talante comunitario del edificio queda de manifiesto si se tiene en cuenta que los espacios comunes ocupan 4.722 m2, frente a los espacios privados (apartamentos), que suman solo 2.618 m2.

Vella Terra prepara un nuevo proyecto alternativo de viviendas

Frente al modelo de 'Cohousing', la Fundació Vella Terra junto a otras 18 entidades del sector público y privado, con y sin ánimo de lucro, están desarrollando otro modelo alternativo, en régimen de alquiler, con unos precios de las cuotas mensuales que oscilarían entre 1.500 y 2.500 € mensuales. El grupo promotor ha finalizado ya la fase de diseño y se está trabajando con los ayuntamientos de Mataró y Terrassa para poner en marcha las primeras viviendas piloto. De momento, Vella Terra y sus socias no han desarrollado un plan de negocio como tal, a la espera de testar el servicio y valorar las necesidades y obstáculos. La prueba piloto contempla entre 2 y 4 viviendas de entre 150 y 180 m2, con capacidad para 4-5 personas, todas ellas adaptadas y con posible financiación pública total o parcial para los usuarios. La idea es que las primeras viviendas estén ubicadas en edificios de protección oficial.

La propuesta parte de la idea de poner en marcha pisos con servicios para personas mayores con o sin dependencia. En este proyecto el nivel de convivencia es mayor que en las viviendas tradicionales gestionadas por administraciones y empresas privadas, porque el plan es que cada piso lo compartan entre 4 y 6 personas, cada uno con su habitación individual y baño geriátrico. Los apartamentos contarán con salón comedor y cocina. El edificio dispondrá de un restaurante y lavandería para los residentes y otros clientes del barrio. Asimismo, se incluyen servicios de limpieza, personal de supervisión nocturna y mantenimiento, entre otros, además de una amplia cartera de servicios opcionales. El proyecto contempla la instalación de tecnología para facilitar la autonomía y seguridad a las personas que vivan allí y todas las viviendas estarán comunicadas con un centro coordinador.

Las principales ventajas, según Sergio Osuna, director ejecutivo de Fundación Vella Terra, radican en que en este tipo de viviendas 'no se excluye a nadie en función de su grado de dependencia. La única razón para excluir es por una excesiva complejidad en la atención sanitaria o por problemas convivenciales graves y no canalizables". Otro aspecto diferencial del modelo propuesto es, según Osuna, "la plena inclusividad: las viviendas se encuentran totalmente integradas en un edificio común normalizado. Los ayuntamientos, a través de distintos programas de intervención comunitaria, facilitarán la vinculación de las personas con los recursos y actividades de la comunidad.

Como requisitos para acceder a las viviendas se exige estar en pleno uso de las capacidades para decidir. Cada vivienda tendrá un acuerdo de convivencia pactado entre los ocupantes. Se dispondrá de un mediador para solventar problemas de convivencia y cada persona se compromete a contar con un plan de actividad y vida (PAIV) elaborado conjuntamente por un equipo de profesionales.



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