El grupo IMQ ha comunicado que hoy ha presentado "un expediente de suspensión temporal de contrato para 79 personas de su plantilla y la reducción de jornada para otras 14, al concurrir la causa de fuerza mayor que regula el artículo 22 del Real Decreto-ley 8/2020, de 17 de marzo, de medidas urgentes extraordinarias ante el impacto económico y social de la COVID-19", después de que la compañía se viera "obligada, en virtud de la normativa y recomendaciones de las autoridades sanitarias, que son quienes a día de hoy determinan la actividad que pueden prestar las clínicas privadas, a cesar todas las actividades no urgentes e indemorables que la clínica desarrollaba, sin que en este momento existan tampoco pacientes hospitalizados con COVID-19 a los que atender, al haber sido ya dados de alta todos los anteriormente ingresados".

IMQ subraya que "lamenta profundamente haberse visto en la tesitura de adoptar una decisión de este tipo", que achaca a la falta de actividad y a que en la reunión celebrada el 15 de abril entre la dirección de la clínica y la representación de los trabajadores, esta última "fuera incapaz de plantear más opciones que considerar como “líneas rojas no asumibles” otras medidas de flexibilidad alternativas (adelanto de vacaciones, recuperación horaria en próximos meses o fijación de una nueva jornada anual no consolidable en un nuevo convenio a tres años)”.

Asimismo, la compañía añade que “resulta por ello todavía más sorprendente que se diga ahora desde algún sindicato que “la dirección no ha aceptado crear una bolsa de horas, licencias a recuperar, etc.”. Además, destaca que “tampoco es cierto que las clínicas de IMQ obtengan, como falsamente se señala, sustanciosos beneficios, sino todo lo contrario", ya que precisamente "la Clínica Virgen Blanca viene registrando resultados deficitarios desde hace años, agravado ello por la situación actual, algo que conocen bien los trabajadores y sus representantes sindicales”.

IMQ explica que con estas medidas "se pretende únicamente coadyuvar a la competitividad y futura viabilidad de la empresa y garantizar al máximo posible el empleo, ya que de no acometerse la suspensión de contratos o reducción de jornada pretendidas se pondría seriamente en riesgo la reanudación a futuro de la actividad”. También indica que está sondeando el mercado "para ofrecer oportunidades de recolocación a las personas afectadas por el ERTE de la clínica en sectores como, por ejemplo, el de la residencias, al estar éstas necesitadas en estos momentos de incorporar personal asistencial especializado".

No obstante, el grupo recuerda a sus clientes y pacientes que la clínica se mantiene abierta y su Unidad de Urgencias continúa en funcionamiento, mientras que se siguen derivando intervenciones quirurgicas urgentes a Zorrotzaurre. IMQ recalca su “reconocimiento y especial agradecimiento en esta triste situación a todas las personas de la Virgen Blanca, que, sin duda, han ayudado con admirable compromiso y entrega a sortear el gran reto y dificultades que está suponiendo este tiempo de pandemia”. Finalmente, remarca que el ERTE “es una medida temporal y que como tal es su intención levantarlo a medida que se vaya recuperando la actividad o sea nuevamente requerida su contribución por parte de las autoridades sanitarias” y concluye que “IMQ no deja de ser una empresa que atraviesa las mismas limitaciones y complicaciones que están obligando a otras muchas compañías en todo tipo de sectores a la presentación de ERTE para reducir el grave impacto socioeconómico generado por la COVID-19 y la regulación establecida para afrontarlo".

El grupo IMQ es titular de este centro a través de la sociedad Clínica Vicente San Sebastián.