La cooperativa Hábitat Colaborativo sigue avanzando en su primer proyecto de senior cohousing fuera de Andalucía, adelantado por Alimarket Sanidad y Dependencia en 2021. Se trata del futuro 'Residencial Co-rural Robregordo' (en la localidad madrileña homónima, un municipio de 70 habitantes en la Sierra Norte), cuyo anteproyecto se ha presentado esta semana en Buitrago de Lozoya (Madrid).
Esta iniciativa surgió a través de un convenio de colaboración suscrito entre la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid y la Mancomunidad de Servicios Sociales Sierra Norte para la ejecución de proyectos con cargo a los fondos europeos procedentes del Mecanismo para la Recuperación y Resiliencia, mediante el Subproyecto S44, la línea de ayudas a las entidades locales para la creación de una red de centros de cohousing en viviendas para personas mayores y discapacidad. De esta forma, el proyecto recibirá 2 M€ de ayuda pública, "que permitirá no solo una gestión de la vivienda comunitaria en régimen de cooperativa, sino el acceso a personas con rentas más bajas, toda vez que es con financiación pública y sobre un inmueble de titularidad pública de la propia Comunidad de Madrid donde se desarrollará el proyecto, lo cual permitirá a las personas que allí viven evitar un desembolso cercano a los 200.000 € por persona", según un comunicado de Hábitat Colaborativo.
El proyecto consiste en la rehabilitación de un antiguo hotel-escuela de sindicatos, que llevaba dos décadas en desuso, para transformarlo en un complejo de vivienda colaborativa para personas mayores de 50 años, con 20 apartamentos de entre 40 y 65 m2, con capacidad para 47 residentes, así como unos 1.000 m2 de zonas comunes. Su objetivo "es que las personas mayores puedan vivir en comunidad, pero sin perder su privacidad e independencia".
Se ubicarán en un inmueble de tres plantas, en cuyos dos primeros pisos se situarán los apartamentos, todos ellos dotados con un salón comedor con cocina americana, un dormitorio, cuarto de baño accesible y con espacio suficiente para que los residentes puedan adaptarlo en el futuro a sus necesidades. A su vez, la tercera planta albergará una unidad de convivencia con espacios comunes y con habitaciones individuales, baño y un pequeño office. Su finalidad es "ofrecer asistencia domiciliaria integral centrada en la persona a mayores que no son tan autónomos, pero que buscan una atención familiar, sentirse en un hogar y no en una residencia donde todo tiene un aire hospitalario". Estas unidades de convivencia permiten que las parejas o matrimonios puedan cuidarse o apoyarse entre ellos, además de facilitar que vivan en un mismo espacio dos generaciones.
El proyecto piloto incluye una planta principal donde se encuentran el restaurante y el comedor, que mantendrá las antiguas oficinas y el aulario con la idea de que
sean los futuros cooperativistas quienes decidan el uso que quieren dar a esos espacios: como gimnasio o lugar donde impartir talleres, ofrecer terapias, servicios de peluquería, etc. Dicha planta también dispondrá de una gran terraza al sur y un salón de actos "concebido como un lugar de encuentro: un espacio comunitario y participativo donde desarrollar actividades culturales o deportivas y atender las necesidades de servicios sociales no solo de la comunidad de residentes, sino del municipio de Robregordo y de toda su comarca".
Como explica José Carlos Rodrigo, presidente de Hábitat Colaborativo, “el Senior Cohousing no es un edificio ni una vivienda, es una comunidad de personas mayores, un estilo de vida basado en la colaboración y en la ayuda mutua, donde son los socios de la cooperativa quienes participan de la gestión y deciden cómo quieren vivir”.
Por su parte, María San Juan, arquitecta del equipo de Hábitat Colaborativo que ha redactado el proyecto técnico, subraya que “cuando alguien decide ir a vivir a un Cohousing ha de trasladar su vida a una nueva casa. Por ello, nos parece muy importante que cuando la persona mayor haga esa mudanza pueda llevarse sus cosas y tener un lugar donde guardarlas”.
Inversión privada
Aparte de la financiación pública europea, el proyecto requerirá que los socios cooperativistas se hagan cargo del coste de los equipamientos, que se estima que alcance un monto de entre 12.940 y 16.345 € (PEC+IVA) por persona, aunque se trata de cifras muy preliminares, que se concretarán cuando se lleven a cabo el proyecto de ejecución y el proyecto social. Los residentes se organizarán como cooperativa y decidirán su presupuesto para el pago mensual de los gastos comunes a definir por los propios socios. Además, la iniciativa podría beneficiarse también de subvenciones activas en este momento y relacionadas con la eficiencia energética y la rehabilitación de edificios.
De momento, el anteproyecto ha sido "acogido muy positivamente por la Mancomunidad de Servicios Sociales Sierra Norte" y ahora será remitido a la Comunidad de Madrid para su aprobación. También deberá constituirse la cooperativa de usuarios, que se ocupará de definir el proyecto definitivo en función de sus necesidades. Se espera que las obras den comienzo en el segundo semestre de 2023.
