SANImarket: El pasado mes de mayo, Sanitas Residencial inauguraba en Madrid un centro en el que se incluye una planta especialmente diseñada para personas con algún tipo de demencia, ¿qué características tiene este centro?
Daniel Valle: Se trata de Sanitas Residencial Alameda de Osuna, un nuevo centro para mayores en este barrio madrileño, con 6.000 m2, 91 habitaciones individuales y 125 plazas en total, de las cuales, 31 pertenecen al área de demencia.
S.: En los pocos meses que lleva funcionando el centro, ¿cuál es el perfil del usuario de esta unidad? ¿En qué fase de la enfermedad suele ingresar?
D.V.: Cada vez es más frecuente que se posponga el ingreso de un familiar en una residencia por múltiples motivos, muchos de ellos económicos, por lo que la persona suele ingresar con las fases de demencia más avanzadas. Por nuestra parte, y dado que nuestro objetivo es el trato personalizado, procedemos a agrupar a los residentes según la fase de la enfermedad en la que se encuentre, ya que es importante no mezclar residentes en fases iniciales o moderadas con personas que requieren un cuidado muy específico por encontrarse en fases más avanzadas.
S.: ¿Qué características especiales en cuanto a equipamiento, decoración y distribución tiene esta unidad, con respecto al resto del centro?
D.V.: Tanto el equipamiento como la decoración y la distribución están totalmente adaptados a las necesidades de las personas con demencia. En concreto, han sido claves en el diseño de este espacio el contraste de colores y de iluminación, las reminiscencias del pasado y las áreas de tratamiento especializado para la estimulación sensorial y la relajación. Asimismo, hemos trabajado en los recorridos y disposición de las áreas de circulación y pasillos, colocando salas de estar y de convivencia en los extremos de las mismas para evitar la desorientación. La planta cuenta con comedor, sala de estar y control de enfermería propia. La mayor parte de las habitaciones son de uso individual, disponen de baño adaptado y son 100% accesibles para discapacitados físicos.
El cuidado de las personas con demencia es un objetivo fundamental para Sanitas Residencial y, por ello, el personal asistencial del centro ha recibido formación específica en demencia, basada en el entendimiento en profundidad de la enfermedad y de su evolución y en la mejora continua de los procesos asistenciales relacionados con el cuidado de las personas afectadas. Todo ello con un enfoque centrado en la persona y en el trato individualizado y orientado a potenciar tratamientos no farmacológicos.
S.: ¿De qué manera pueden influir las características de un centro en los enfermos de Alzheimer? ¿Es posible que el entorno favorezca un desarrollo más lento o controlado de la enfermedad?
D.V.: Las personas con Alzheimer o con otras demencias tienen diferentes necesidades en función de la fase evolutiva de la enfermedad. Entre esas particularidades, podemos encontrar, por ejemplo, una serie de problemas de adaptación al medio a causa de la afectación visual, que provoca una alteración de la visión cromática y, fundamentalmente, de los contrastes y de la percepción de los espacios. Esto condiciona su autonomía a la hora de desenvolverse en el medio y puede provocar caídas que repercuten al final en la movilidad del mayor. Lo que perseguimos en Alameda es lograr que esa afectación visual no sea una limitación y que la persona con demencia mantenga su autonomía física el mayor tiempo posible, facilitándole su desplazamiento y su día a día en la residencia. Si bien esto puede no retrasar el curso de la enfermedad, desde luego mejora la calidad de vida del residente, que conserva la capacidad para realizar actividades básicas de la vida diaria durante un mayor periodo de tiempo.
S.: ¿Qué terapias y actividades asistenciales se ofrecen en esta unidad? ¿Varían estos servicios en función de la fase en la que se encuentre cada residente?
D.V.: En el centro buscamos la terapia centrada en la persona. Eso significa que no solamente se intentan realizar actividades que potencien las capacidades preservadas en la persona en cada fase de la enfermedad, sino que invertimos tiempo y esfuerzo en conocer quién ha sido y es esa persona, tanto en su faceta profesional, como familiar y social, intentando concretar, con la inestimable ayuda de las familias, cuáles han sido sus preferencias y gustos. Solamente de ese modo podremos conseguir actividades que, además de estimular física, sensorial o cognitivamente, atraigan la atención de la persona, asegurando un beneficio que se extiende a múltiples áreas del individuo.
V.V.
