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"En las residencias para Alzheimer, la diferencia está en matices, pero los matices son muy importantes"

Entrevista a Manuel del Río Martínez, arquitecto especialista en centros para Alzheimer y socio del estudio Del Río Ferrero Arquitectos

Arquitecto de la Casa Real durante años, desde 2002 ha dirigido su carrera al estudio de la arquitectura y el entorno para los afectados de Alzheimer. Entre sus proyectos destacan los complejos residenciales para Alzheimer en Madrid, Guadalajara y en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). En la actualidad, desarrolla un nuevo proyecto para la Fundación Afal Contigo en Paracuellos del Jarama.

En las residencias para Alzheimer, la diferencia está en matices, pero los matices son muy importantes
Manuel del Río Martínez

SANImarket: ¿Cómo surge su especialización como arquitecto en centros para Alzheimer?

Manuel del Río: Durante años fui arquitecto de la Casa de S.M. el Rey y tuve el privilegio de estar en contacto con S.M. La Reina quien, a través de la Fundación Reina Sofía, tiene un interés especial en el tema. De hecho, aunque no participé directamente en su construcción, fui miembro del jurado para la ejecución del Centro Alzheimer Reina Sofía, de Vallecas, que es un referente en el sector. Para supervisar este proyecto, visité centros en todo el mundo y allí nació mi especialización desde un conocimiento previo de los centros para mayores.

S.: ¿Qué papel están teniendo las asociaciones de Alzheimer en el desarrollo de infraestructuras para este colectivo de mayores?

M.R.: Las Asociaciones están siendo un gran apoyo. Son todo un modelo de coordinación con las administraciones y la captación siempre difícil de recursos. En España, el grueso de la investigación en Alzheimer está canalizado por la Fundación Reina Sofía y otras Fundaciones. Además, muchas asociaciones están participando activamente en el desarrollo de nuevos centros, como el que AFAL construye en Paracuellos del Jarama.

S.: Como especialista: ¿es partidario de centros específicos en Alzheimer, unidades diferenciadas dentro de centros con otras patologías....?

M.R.: Creo que todas las residencias de mayores se deberían hacer válidas para Alzheimer, porque económicamente el incremento no es significativo. Pero también es bueno que existan centros especializados con módulos de investigación, con filtros para crear bancos estadísticos, que permitan valorar realmente las respuestas a los tratamientos que se están dando. Considero que conviene desarrollar la investigación del medio ambiente desde los propios centros. A partir de ahí, realmente no hay una gran diferencia entre las residencias generales para mayores asistidos y las especializadas en Alzheimer. En las residencias para Alzheimer, la diferencia está en matices, pero los matices son muy importantes.

S.: ¿Y cuáles serían esos matices?

M.R.: Un espacio especialmente concebido para residentes con Alzheimer debe ser fácilmente predecible. Se trata de evitar situaciones confusas. Por ejemplo, las rampas son el gran enemigo del mayor por los tropiezos y el esfuerzo físico pero hoy existen ascensores habilitados incluso en incendios, con compartimentos estancos. Es fundamental la disposición de los espacios, la distribución dentro y fuera de las habitaciones. Todo debe estar convenientemente señalizado, decorado con texturas y colores que permitan comprender el espacio.

S.: Se trata de que el mayor se sienta cómodo y seguro...

M.R.: Sí, y para ello se pueden estimular los recuerdos con objetos de la persona, o sus capacidades con crucigramas, juegos, salas de terapias... Hay que animarles a andar pero contando con su voluntad. Que una residencia tenga jardín es lo ideal, pero bien diseñado, sin resaltos, que sean circulares, con asientos cómodos para reposar, con zonas de sombra, etc.

S.: ¿Cuál sería el modelo ideal de residencia de Alzheimer?

M.R. :Yo diría que las residencias deben ser grandes, con varias plantas, para poder rentabilizarse, pero deben estar divididas en módulos pequeños para adaptarse a las necesidades del paciente. En su momento, se hicieron algunas de una planta en el extranjero, pero es un modelo que sólo fue válido hace años, cuando se trataba de un número reducido de pacientes o se contaba con abundantes medios económicos. Cuando el problema se multiplica dejan de ser viables. Lo ideal es dividir grandes residencias, con varias plantas, en módulos independientes para dormir, comer, terapias, baño, etc., para que resulten menos onerosas, pero que compartan elementos externos, a los que el mayor es ajeno, como la cocina, lavandería, etc., para que sean más rentables.

S.: ¿Y el equipamiento?

M.R.: En general, el mobiliario y las ayudas técnicas no tienen que ser específicas para el paciente con Alzheimer, porque están más relacionadas con el tema de las limitaciones físicas, que con el deterioro cognitivo, aunque también. El equipamiento tiene que tener las ventajas hospitalarias pero con aspecto hogareño y evitando riesgos.

S.: Y respecto al personal ¿se requiere una cualificación especial?

M.R.: Además de una cualificación especial, hay algo muy importante: el paciente de Alzheimer es muy sensible a las emociones. El cuidador tiene que tener una sensibilidad especial. Los cuidadores y familiares son, además de los enfermos, los grandes afectados.

S.: Declarada la patología, ¿es conveniente que la persona conviva con personas que estén en su mismo nivel de afectación?

M.R.: Dependiendo del estadio de la enfermedad, lo ideal es que se tenga la posibilidad de ser útil y, sobre todo, que el resto de compañeros de módulo tengan el estado de enfermedad más parecido a él, para que le comprendan y se relacionen. Incluso los centros de diagnóstico deberían tener sus salas de espera separadas para evitar que personas con distinto grado se encuentren.

S: ¿En qué situación está España con respecto al exterior?

M.R.: Se puede decir que, con el desarrollo de los últimos diez años, estamos a un buen nivel, bastante parecido a otros países de Europa, aunque todavía falta mucho por avanzar. En general, hay más Alzheimer en países desarrollados, porque hay más esperanza de vida. En Centroeuropa y Estados Unidos hay centros magníficos pero “sólo para ricos”, no están al alcance de todos. En Sudamérica, por ejemplo, están ligados a los sistemas de sanidad.

En Japón, aunque hay muy pocos y aparecieron tarde, están muy avanzados, sobre todo porque en Japón se respeta mucho al mayor y estatalmente hay una enorme producción de plazas. En la India, por ejemplo, tienen un sistema de diagnosis en furgonetas, por la particularidad de sus enormes territorios. Tienen otro enfoque del problema. En los países subdesarrollados apenas tienen nada. Aquí, una vez mas, la arquitectura es consecuencia directa del medio, sea este social, cultural, económico o físico.



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