Mondelez acaba de publicar su primer informe sobre el progreso de su campaña de RSC "Call For Well-being", presentada el pasado mes de marzo y centrada en torno a cuatro ejes de desarrollo: promoción de estilos de vida saludables, sostenibilidad ambiental y seguridad personal y de los productos.
Según destaca la compañía, en este tiempo, ha logrado avanzar en ofrecer a los consumidores opciones de snacking responsable, asegurar un suministro agrícola sostenible, reducir su huella mediambiental, concretar asociaciones con comunidades para promover estilos de vida saludables y garantizar la seguridad de las personas encargadas de elaborar y disfrutar los snacks.
En España, concretamente, los logros alcanzados han correspondido a todos los ámbitos de desarrollo del programa, destacando los relacionados con la sostenibilidad ambiental y la alimentación saludable. Así, según señala Mondelez, frente al objetivo global de reducir en un 10% las grasas saturadas de todos los productos de la compañía antes de 2020, las galletas 'Príncipe', lo han hecho ya en un 59%, las 'Digestive' en un 57%, 'Osito Lulú Chocolate' en un 30% y 'Tuc' en un 40%. Además, las galletas saladas 'Ritz' contienen un 17% menos de sodio que versiones anteriores, y las nuevas 'Principe' han incrementado su porcentaje de cereales completos en un 15%.
Además, la compañía ensalza la puesta en marcha de la iniciativa “Compromiso Harmony”, que garantiza el abastecimiento sostenible de cereales, y la reducción del consumo de agua, energía y residuos registrada en todas las plantas de producción en España.
A nivel mundial, Mondelez logró que durante el pasado año, el 22% de sus ingresos totales procedieran de productos conocidos como “Better Choice”, con mejores perfiles nutricionales que el resto de la gama. Además, la demanda de productos individuales aumentó un 7%, gracias a una mayor variedad en formatos reducidos. En materia de sostenibilidad, en 2013, el 10% del cacao, el 56% del café y el 44% de las galletas de Europa Occidental fueron adquiridos de forma sostenible, mientras que las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de agua en los procesos de fabricación se redujeron, respectivamente, en un 9% y en un 11%, en el cómputo global.