¿Qué análisis se realizan actualmente en la industria agroalimentaria? ¿A qué riesgos nos enfrentamos? ¿Qué preocupa a la industria alimentaria hoy en comparación con hace una década?

La seguridad y la calidad alimentaria han evolucionado en estos diez años de forma sustancial. La globalización, las diferentes crisis alimentarias y la mayor sensibilización de los consumidores han propiciado la elaboración de nuevas reglamentaciones o requisitos dirigidos a aumentar la seguridad de los alimentos en todos los puntos de la cadena alimentaria.

El objetivo principal de estos cambios es generar confianza en los consumidores y en la propia industria, así como dar respuesta a los grandes desafíos de la industria. Y los laboratorios también se han tenido que adaptar, incorporando nuevas tecnologías y desarrollando nuevos métodos, para poder ofrecer un servicio de calidad, a la altura de lo que necesita la industria agroalimentaria.

El Reglamento 1169/2011 sobre información al consumidor, el Reglamento 10/2011 sobre materiales plásticos en contacto con alimentos o las recomendaciones de la UE surgidas a raíz de la crisis de la carne de caballo contienen algunas de las nuevas exigencias al sector:

Reglamento 10/2011 sobre materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos

Este Reglamento armoniza la legislación europea sobre los materiales en contacto con alimentos. El Reglamento establece la necesidad de que todos los materiales plásticos destinados a estar en contacto con los alimentos dispongan de un certificado de aptitud de uso alimentario, certificado que debe estar respaldado por los correspondientes ensayos de migración global y específica en función de las características del material.

Reglamento 1169/2011 sobre información al consumidor

Cubre una necesidad ampliamente demandada por el sector y los consumidores, que es establecer unas reglas comunes dentro de la UE sobre el etiquetado de los productos alimenticios y la información que se debe trasladar al consumidor. Este Reglamento incluye dos medidas de gran calado en el sector: los alérgenos alimentarios y la información nutricional. La demanda de análisis de alérgenos así como los de composición nutricional se ha visto incrementada para poder dar cumplimiento a este Reglamento.

Crisis de la carne de caballo

La gran crisis de la carne de caballo, en 2013, supuso un punto de inflexión en la lucha contra el fraude alimentario. Aunque en años anteriores se habían detectado otros casos, como la adulteración de leche con melanina en China en el año 2008, fue el alcance de la esta crisis, que afectó prácticamente a todos los países de la Unión Europea, lo que hizo que saltaran todas las alarmas tanto de la Administración como del sector agroalimentario. Desde el primer momento se pusieron en marcha medidas encaminadas a atajar este problema, por un lado la Unión Europea incrementó los controles dirigidos al control del fraude y creó la red de prevención del fraude alimentario Food Fraude Network (FFN) que facilita la cooperación transfronteriza. El propio sector también actuó en este sentido, como evidencian las sucesivas versiones de los principales referenciales de certificación de seguridad alimentaria BRC e IFS.

Para poder llevar a cabo una correcta lucha contra el fraude los operadores del sector deben realizar una evaluación de riesgo del fraude y determinar los puntos críticos de control teniendo en cuenta, entre otros factores, el historial de fraudes, condiciones geopolíticas, cadena de suministro y homologación y conocimiento de los proveedores, etc. Para verificar la eficacia de estas medidas se debe incluir dentro del plan de control analítico análisis periódicos.

Acrilamida

El Reglamento Europeo 2017/2158 establece los niveles de referencia que tienen que cumplir determinados grupos de alimentos entre los que se encuentran; patatas fritas, pan de molde, cereales para desayuno, galletas y café. Los elaboradores de productos de estas familias están obligados a realizar seguimiento del contenido en acrilamida de sus elaboraciones y a la puesta en marcha de medidas que colaboren a la reducción de esta sustancia en sus productos.

Hace diez años inició su andadura AENOR Laboratorio con el reto de convertirse en el aliado de la industria alimentaria. La actividad arrancó con un equipo técnico de amplia experiencia, con instalaciones y equipamiento puntero y con el rigor y fiabilidad que caracterizan a AENOR. Diez años después, AENOR Laboratorio se ha convertido en centro de referencia para el sector, acompañando a los diferentes operadores en la mejora continua para lograr sus objetivos de calidad y seguridad alimentaria. Durante este período, el laboratorio de AENOR ha realizado más de 700.000 análisis para los actores de toda la cadena alimentaria.

Al mismo tiempo las actividades de ensayos y certificación de AENOR se han ido complementando surgiendo nuevas certificaciones en las que los ensayos han cobrado una especial relevancia, como por ejemplo:

· “Gastroquality Taste”, certificación que permite diferenciar aquellos productos alimentarios que el consumidor considera excelentes a nivel organoléptico.

· “Criado en entorno libre de anisakis”, esta certificación, dirigida al sector de la acuicultura, permite poner en valor aquellas explotaciones que, además de llevar a cabo medidas que eviten la presencia de anisakis, realizan un exhaustivo plan de control analítico que permiten verificar la ausencia del parásito

· “Criado sin antibióticos” Unas buenas prácticas ganaderas y un amplio plan de control analítico, verificados mediante auditoría, permiten obtener este certificado de producto.