Danone anunció ayer el cese de Emmanuel Faber como presidente y CEO de la compañía. "Queremos agradecer a Emmanuel su liderazgo y contribuciones significativas a Danone. Su visión y compromiso con One Planet One Health está por delante de la industria y ha conseguido que Danone sea un líder mundial en sostenibilidad", afirma Gilles Schnepp, elegido para asumir la presidencia de la multinacional francesa.
Lo cierto es que el mandato de Emmanuel Faber ha resultado muy controvertido. Con una gran personalidad y carisma, su liderazgo ha impregnado durante los últimos años toda la actividad de Danone. Tanto, que para muchos ha eclipsado la supuesta verdadera razón de ser de cualquier empresa, la de obtener los máximos beneficios posibles. Y es que, para Emmanuel Faber esto no era lo más importante y siempre ha estado convencido de ello. Para Faber, lo capital ha sido capital encontrar una respuesta a la pregunta de en qué medida está implicada Danone en el futuro de la alimentación y la razón de estar en el mercado. Y la respuesta pasa inexorablemente por "hacer negocios de manera moral". "Mi filosofía no pasa o se reduce por ser más fuerte que mi competencia. Estoy convencido de que podemos cambiar el mundo a través de la alimentación", afirmaba sin dudar ni un segundo de su camino.
La biodiversidad, la agricultura regenerativa, la alimentación saludable y sostenible para todos y en todo el mundo, han estado en el centro del tablero de juego durante su mandato. "Hay que adoptar un nuevo modelo, que prime los valores sociales, el medio ambiente o la agricultura y ganadería locales, aspectos a los que los nuevos consumidores prestan atención y por los que están dispuestos a pagar", explica.
Bajo esta filosofía, que ha aplicado tanto de palabra como con hechos, se podría afirmar que Faber ha sido el líder más carismático de la era moderna de Danone, siempre con un "micrófono" a su lado para recoger sus opiniones. El directivo entró en Danone en 1997 y trabajó codo con codo con Franck Ribaud, que le cedió la dirección general a finales de 2014 (cargo que compaginó con el de presidente desde diciembre de 2017). Desde entonces, su mensaje ha calado y ha sido asumido con vehemencia por los empleados de Danone.
Sin embargo, el mercado ha podido más que la declaración de buenas intenciones. Artisan Partners, tercer accionista del grupo Danone, y el fondo Bluebell Capital encabezaron el "motín" para situar la evolución económica y los rendimientos en el centro de las decisiones estratégicas. En 2020, el beneficio neto de Danone se situó en 1.956 M€, con una subida del 1,4%. Sin embargo, este crecimiento se produjo por la partida de ingresos atípicos. Así, el resultado neto recurrente experimentó un retroceso del 13% y el cash flow una bajada del 18,3%. Aprovechando estas cifras, algunos accionistas minoritarios levantaron ya de forma ostensible su voz reclamando cambios en la dirección. Inicialmente se descartaron movimientos en la estructura directiva. Posteriormente, este mismo mes de marzo, el consejo de administración confirmó el apoyo "unánime" a Emmanuel Faber, pero se decidió separar los roles de presidente y CEO. La presidencia no ejecutiva quedaría en manos de Faber y se nombraría un CEO de "corte más económico".Pero finalmente la presión ha crecido y ahora se anuncia la salida de Emmanuel Faber y el comienzo de una nueva etapa para Danone.
Ahora, el consejo de administración "cree en la necesidad de combinar un alto rendimiento económico con el modelo único de Danone, basado en la fortaleza de nuestras marcas y la calidad de nuestros equipos". Gilles Schnepp, como ya se ha mencionado, asume la presidencia. Véronique Penchienati-Bosetta, actualmente directora ejecutiva internacional, y Shane Grant, CEO para Norteámerica, pasan a liderar de forma conjunta el negocio, mientras se busca un nuevo CEO para liderar la actividad de Danone a nivel mundial. Las acciones de la multinacional comienzan a subir.
