A nuevos tiempos, nuevas formas de comer. Así queda de manifiesto en la investigación llevada a cabo durante al año 2022 por Instituto Universitario de Investigación CEU Alimentación y Sociedad, en colaboración con Fundación MAPFRE. Se trata de la tercera edición de este estudio, en el que se ha preguntado a cerca de 2.000 personas de todo el territorio nacional.
Entre las conclusiones más importantes, hay que destacar que a lo largo del año 2022 la peor situación económica la soportaron los hogares con un mayor número de miembros, así como aquellos con rentas más bajas. La población que ha empeorado su situación económica tras la pandemia ha modificado en muchos casos sus decisiones alimentarias y han optado por productos de MDD, más económicos y han buscado establecimientos más baratos. Entre la población consultada, algo menos de la mitad señala que se lleva la comida preparada de casa y que come menos carne y pescado. El 30,9% ha disminuido la cantidad de alimentos frescos que consume como frutas, verduras y hortalizas (53,9% entre los hogares con cinco o más personas), el 23,4% compra más comida preparada para llevar y el 14,4% ha acudido a programas de ayuda alimentaria.
En lo referido a las formas de comprar, el 28,4% reconoce que compra alimentos diferentes según se encuentre a primeros o finales de mes, mientras que el 26,2% admite que compra en lugares distintos dependiendo del momento del mes. El cambio en los productos de la cesta de la compra y el cambio de establecimiento de compra entre primeros y finales de mes es más frecuente a menor edad, a mayor número de personas en el hogar y a menor nivel de ingresos en el hogar.
A la hora de hacer la compra, la información que los consumidores tienen más en cuenta es la referida a la fecha de caducidad, el precio, las promociones y que sean alimentos saludables.
Siguen los efectos del teletrabajo
En cuanto a la manera en la que el teletrabajo ha modificado los hábitos alimenticios conviene señalar que se ha incrementado la frecuencia con la que se come en familia (49% indica que más que antes), ha aumentado la frecuencia con la que se cocina, el 44,1% indica que lo hace más que previamente al teletrabajo y también ha crecido la frecuencia con la que se come frente a la TV (40% indica que más que antes). Por otro lado, el 31,8% indica que consume menos precocinados que antes de tener teletrabajo, el 28,4% menos fritos y el 25,5% menos bebidas alcohólicas.
También es destacable que, en materia de sostenibilidad, la disposición a pagar más por los alimentos y bebidas producidos de forma sostenible tiende a ser baja (4,71 puntos sobre 10). La sostenibilidad de los productos consumidos tiene una importancia media para los consumidores (6,18 puntos sobre 10).
Por otra parte, el informe revela un incremento en el número de personas que comen solas, mientras que disminuye la cifra de personas que comen sentadas y conversando con alguien. La mayoría de la población adulta realiza las tres comidas principales al día, aunque ha disminuido el porcentaje respecto al año 2017. Asimismo, la mayor parte de las personas cocinan (más en comparación con encuestas anteriores), pero sobre todo lo hacen todas las mujeres, aunque ha incrementado el porcentaje de población masculina que asume dicha responsabilidad.
