Mientras la evidencia científica sitúa a la fibra en el centro de la salud metabólica, digestiva y emocional, la industria de los complementos alimenticios comienza a mover ficha con este ingrediente que está llamado a convertirse en tanto o más protagonista que las proteínas a corto/medio plazo. En España, Aurora Intelligent Nutrition (AIN), nombre comercial de la mercantil Moreno Ruiz Hermanos, está tomando posiciones con una estrategia que va más allá de reformular productos.
En concreto, está firma está trabajando para rediseñar cómo integrar la fibra en la dieta diaria y cómo personalizarla en los distintos consumidores. En este sentido, Aurora Intelligent Nutrition apuesta por la híper-personalización, con un enfoque basado en microbioma, genética, analíticas, tolerancia individual, estilo de vida y objetivos de cada persona. Así, su departamento de I+d+i está trabajando en fibras de precisión con funciones diferenciadas, combinaciones inteligentes (prebiótico + postbiótico + cofactores) ydosificaciones ajustadas, entre otros desarrollos. Todo ello con el objetivo de "diseñar una nutrición que dialogue con el microbioma, que no esté basada en productos genéricos", apuntan desde la compañía.
Así las cosas, desde la compañía andaluza se está abordando la fibra como un como un ingrediente funcional con un nivel de sofisticación similar al que ha tenído la proteína en la última década. “No es cuestión de añadir gramos, sino de usar la fibra adecuada para el objetivo adecuado”, defiende Antonio Alcaide, director técnico y responsable de I+D+i. Esa idea está guiando el desarrollo de nuevos ingredientes con funciones diferenciadas: inulina para GLP-1 y saciedad, PHGG para la inflamación, almidón resistente para la sensibilidad a la insulina, GOS para el eje intestino-cerebro. Todo orientado a activar rutas fisiológicas muy concretas que hasta hace poco solo se asociaban a fármacos o complementos muy especializados.
Aurora Intelligent entiende que la fibra no despegará si el consumidor la percibe como incómoda, pesada o difícil de incorporar. Por eso sus esfuerzos se concentran en formatos cotidianos: sobres solubles que se mezclan con café, agua o yogur; snacks funcionales altos en fibra pero sensorialmente atractivos; bebidas rituales con fibras de precisión y boosters prebióticos listos para mezclar, entre otros.
En paralelo, la compañía está explotando una ventaja poco explorada en el mercado: las fibras avanzadas que permiten reducir azúcar y calorías manteniendo textura y dulzor natural, evitando edulcorantes intensivos cada vez más cuestionados.
Un déficit global que España también arrastra
A nivel mundial existe un déficit generalizado de fibra. España no es una excepción: a pesar de la riqueza de la dieta mediterránea, la ingesta media apenas alcanza los 18 g diarios, lejos de los 25–35 g recomendados por organismos internacionales, según datos aportados por la compañía.
Este desajuste es especialmente preocupante en un contexto marcado por la globesity —término de la OMS para describir la epidemia global de obesidad— y por el aumento de trastornos metabólicos y cardiovasculares asociados a décadas de sobrealimentación y desequilibrios nutricionales.
