El presidente de la consultora de bebidas Zenith International, Richard Hall, considera que compañías y gobiernos deberían seguir un protocolo global para las aguas envasadas con el fin de incentivar su consumo y mejorar la imagen que se tiene de estos productos. En la actualidad, cuando el agua embotellada ha ganado popularidad, aún no se han encontrado inconvenientes para la salud del consumidor. Por otro lado, el sector tiene hoy en día suficientes argumentos como para defenderse de las críticas procedentes de los colectivos ecologistas.

Además, puede poner su grano de arena para mejorar la salud, por lo que los principales fabricantes y asociaciones deberían ponerse de acuerdo para establecer los principios de un protocolo de actuación global. Éste debería abarcar tres campos: salud pública, impacto medioambiental y responsabilidad social. La idea es que las empresas se comprometan a firmar un acuerdo formado por una serie de objetivos, para luego buscar la forma de implementarlos durante el periodo de tiempo que se estime conveniente. En concreto, debería incluir estas líneas de actuación.

Salud Pública

La primera tarea sería adoptar las recomendaciones de la European Food Safety Authority sobre hidratación como el estándar de la industria para una correcta hidratación. La segunda sería conseguir la aceptación del agua por parte de los gobiernos como un macronutriente. La tercera, pasaría por asegurar que el agua es un factor fundamental a la hora de seguir una dieta equilibrada. Y para ello, además de contar con las recomendaciones de los organismos públicos, sería necesario llevar a cabo una ambiciosa campaña de publicidad en la que se asociase buena hidratación a buena salud. Como objetivo, alrededor de un 5% del presupuesto publicitario tendría que ir destinado a sufragar inversiones encaminadas a difundir mensajes o resultados de investigaciones científicas que avalen la bondades del agua mineral.

Impacto Medioambiental

El primer paso sería poner una etiqueta que rezase “100% reciclable” en cada botella de pet, vidrio u otro material. De esta forma, la industria demuestra su compromiso con el reciclado. Lo segundo sería acordar un calendario que estableciese un plazo para abandonar la venta de botellas de agua envasada coloreadas (que no pueden ser utilizadas para uso alimentario una vez utilizadas) con el objetivo, sólo transparentes en vidrio o pet, para mejorar la reutilización de materiales. Además, tendrían que ponerse de acuerdo para utilizar plásticos de pet compatibles en las botellas, para incrementar en la medida de lo posible la efectividad de las plantas de reciclado.

Por otro lado, sería de gran ayuda establecer un manual de buenas prácticas en materia de reducción de pesos en todos las materias primas (botellas, tapones, etiquetas o cajas). Con ello, las compañías podrían reducir progresivamente la cantidad de nuevos materiales que requieran.

Y, por último, señala la necesidad de que los gobiernos adopten un sistema de reciclado (con cobro) para las botellas usadas, lo que facilitará a su vez la creación de una red de abastecimiento que garantice la calidad del reciclado y la reutilización de los materiales.

Responsabilidad social

Las envasadoras son a menudo la principal fuente de empleo en las zonas rurales y contribuyen además a conservar tanto los paisajes como los acuíferos para las futuras generaciones. Por ello, sería conveniente adoptar una serie de medidas para hacer públicos los beneficios que reporta contar con un manantial en la zona.

A continuación, subraya que, debido a su contribución a la salud pública, ninguna botella de agua tendría que soportar impuestos sobre el valor añadido o cualquier otra clase de tasa. Al mismo tiempo, las compañías deberían promocionar el consumo de agua, incluida la de grifo, incluso cuando se ha demostrado que el agua embotellada es a menudo más consumida en lugar de otras bebidas (café, té y refrescos) que como alternativa al agua de grifo.

Y en la medida de lo posible, la industria tendrá que adoptar mensajes comunes para todos los medios, desde los tradicionales hasta las redes sociales. Por último, todos aquellos que firmen el protocolo aceptarán su papel a la hora de responder a las necesidades de la sociedad, al tiempo que demostrarán un deseo de solucionar cualquier problema que perciban.

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