La información y el correcto uso de los datos son una de las claves para llevar a cabo un proyecto de construcción de forma exitosa. En los últimos diez años, los datos recogidos digitalmente han crecido exponencialmente, y no solo eso, en el último año se ha generado el mismo volumen de datos que los generados a lo largo de toda la historia de la humanidad. Esta es sólo la punta del iceberg, y el principio de cómo las tecnologías emergentes y el análisis de datos impactarán en el futuro de este sector tan importante para el PIB. Desde las imágenes tomadas en el lugar de la obra y la información sobre los materiales utilizados, hasta las horas de trabajo y los datos de uso de los equipos, la capacidad de capturar información sin el lastre que supone el papel está transformando la industria.
Las zonas de construcción y obra ya no son simplemente un lugar para excavadoras, ladrillos y hormigón, sino que son un hervidero en el que fluyen todo tipo de datos que impulsan las operaciones y mejoran la eficiencia. Anteriormente, la recogida de datos de campo solía ser un proceso tedioso y manual que incluía portapapeles y archivadores. En la actualidad, este proceso, realizado a través de los dispositivos móviles, es una estrategia utilizada por las compañías más avanzadas del sector, y el uso de tecnologías inteligentes ha hecho que los trabajadores puedan contar con una amplia gama de herramientas, desde las apps hasta las cámaras 360º, pasando por los drones o los robots, en su día a día. Esto supone una ventaja para las empresas que quieran mantener su competitividad en el mercado en el entorno digital, facilitando una mejor planificación de los proyectos y escenarios más beneficiosos.
Para plasmar toda esta información sobre el terreno, cabe destacar que, en 2010, los edificios inteligentes de todo el mundo generaron 1,2 ZB de información (o lo que es lo mismo, un billón de gigabytes) y se espera que para 2020, esta cantidad ascienda a los 37,2 ZB. Procesar este volumen ingente de datos permitirá tener una visión más estratégica sobre los proyectos de construcción y su estado, así como proporcionar conocimientos prácticos a los gerentes.
Este proceso de recogida y análisis, sumado a la penetración de tecnologías como la Inteligencia Artificial, sirve para que las constructoras, y el sector en general, mejoren los niveles de eficiencia, proporcionando a la industria de la construcción un conocimiento derivado de los datos que de otra forma le habría llevado semanas o meses procesar para aprovechar todo su valor.
Asimismo, el sector debe tomar las tecnologías emergentes como un aliado para su crecimiento. Concretamente, la Inteligencia Artificial supone una oportunidad para optimizar los procesos y mejorar los resultados del sector. Por poner un ejemplo, los procesos habilitados para IA pueden ser utilizados en la planificación y programación de proyectos de construcción, ya que tienen el potencial de evaluar infinitas combinaciones y alternativas basadas en proyectos similares, optimizando la mejor ruta y corrigiéndose a sí mismos a lo largo del tiempo.
Más allá de la IA, hay otras tecnologías disruptivas que podrían tener su incidencia en esta industria. Por ejemplo, los vehículos autónomos para entregas, los drones para vigilancia o la construcción de mapas para aumentar la productividad y ayudar a reducir costes. La impresión en 3D y la construcción modular son otros excelentes ejemplos que permiten un mejor control de calidad y tiempos de construcción más rápidos. A diferencia de la construcción tradicional, estas nuevas prácticas tienen lugar principalmente en un entorno controlado, lo que significa que los retrasos derivados de los condicionantes climáticos ya no supondrán un lastre. La confianza en las nuevas tecnologías reducirá los tiempos y los errores en los procesos repetitivos.
Pero sin duda, la clave para aprovechar al máximo estas tecnologías emergentes será integrarlas de manera efectiva con los sistemas y procesos de producción ya establecidos, para ayudar a los trabajadores, y abrir, gracias a ellas, nuevas vías de exploración y producción utilizando nuevos materiales que mejoren la eficiencia de las construcciones en términos de impacto climático, costes y eficiencia. Mejorar la coordinación entre el back office, proveedores, procesos de comunicación y entrega de materiales permitirá ajustar los ciclos de decisión/reacción y ayudará a mejorar los niveles de transparencia y fluidez en la comunicación, garantizando una óptima toma de decisiones y una mayor concentración en la planificación estratégica.
En definitiva, la adopción efectiva de tecnologías emergentes permitirá a las empresas del sector de la construcción centrarse en atender de forma más personalizada y rápida las crecientes necesidades de sus clientes. Se trata de abrazar sus beneficios y elaborar planes para que su utilización eficiente suponga un motor de crecimiento y competitividad para las empresas.
