La fábula de la cigarra y la hormiga también ha sido obviada por numerosos equipos de fútbol que, en época de bonanza económica, gastaron más de lo debido principalmente en fichajes con el objetivo de alcanzar o mantenerse en la élite. Desde que la Unión Deportiva Las Palmas inaugurase la veda de los concursos de acreedores en el ámbito deportivo , hace ahora casi siete años (22 de diciembre de 2004), más de 40 entidades deportivas de primer nivel se han acogido a esta situación desde entonces -ver listado adjunto-.
Entre todas estas entidades (35 clubes de fútbol y otros ocho de baloncesto) suman una deuda cercana a los 1.000 M€, la cuarta parte del pasivo que actualmente acumulan los clubes de fútbol españoles. Estas cifras sitúan al deporte español a la cabeza mundial en cuanto a concursos de acreedores y deuda. Por poner un ejemplo, sólo existe a nivel profesional un club europeo de fútbol, el Portsmouth, en situación concursal, que fue sancionado con un descenso administrativo como consecuencia de su situación financiera. Todos los demás clubes son españoles. La reforma de la Ley Concursal recientemente aprobada por el Congreso de los Diputados tratará de mitigar esta proliferación de concursos -o al menos controlar el endeudamiento de los clubes- y aquellos clubes que se encuentren en suspensión de pagos descenderán de categoría a partir del próximo verano si mantienen impagos con sus deportistas u otros clubes .
Construcción y fútbol
El ladrillo también ha estado relacionado con las dificultades económicas de muchos clubes, ya que muchos empresarios del sector entraron en el ámbito deportivo para tratar, en muchos casos, de promocionar su imagen . Algunos ejemplos han sido el Levante, actual líder de Primera División junto al F.C. Barcelona, y que al poco de entrar en concurso (julio de 2008), vio pasar como un relámpago por su accionariado y presidencia a Jesús Serna Sánchez, propietario de la constructora manchega Obras Construcciones y Servicios Aben . El empresario no rescató al club valenciano del concurso, algo que se logró a finales de 2010 bajo la gestión de su actual presidente Quico Catalán. Fue llamativo igualmente el paso del grupo inmobiliario Silver Eagle por el accionariado del Racing de Santander, a través de su constructora Seop , la primera gran constructora en acogerse al concurso de acreedores en la primavera de 2008. También el Alicante C.F., que llegó a jugar hace un par de temporadas en Segunda División, estuvo presidido entonces por el empresario Juan Antonio Ribelles, máximo accionista del grupo inmobiliario murciano Santa Ana , que en mayo de 2011 entró en concurso con un pasivo superior a los 250 M€. El club alicantino milita ahora en Tercera, aunque al menos ha logrado alcanzar un convenio con sus acreedores.
Otros empresarios del ladrillo se han mantenido en el cargo a pesar del concurso. Es el caso de Agapito Iglesias, máximo accionista del Zaragoza y del grupo constructor Codesport , actualmente en situación de preconcurso, o de Valentín Botella Ros, presidente del grupo inmobiliario alicantino Procumasa y del Hércules C.F. desde 2004, a pesar de que desde el pasado marzo el club se encuentra en concurso con un pasivo de 59 M€. También se mantiene en el cargo Manuel Carlos Mouriño Atanes, propietario de la inmobiliaria GES y del Real Club Celta de Vigo, que ya ha superado el concurso tras haber acumulado un pasivo de 85 M€.
El caso de Akasvayu
Quizá el caso más significativo de la entrada y desplome del ladrillo en el ámbito deportivo lo protagonizó la inmobiliaria Akasvayu , cuando en 2005 llegó como patrocinador del Club de Baloncesto Girona. A base de talonario, el grupo barcelonés realizó en apenas tres años numerosos fichajes millonarios (Raúl López, Fran Vázquez, Roberto Dueñas y posteriormente Marc Gasol). Sin embargo, la caída de este grupo inmobiliario, liderado por Josep Amat, que se llegó a fijar como objetivo alcanzar una facturación de 1.200 M€, arrastró al club de baloncesto, que se vio obligado a vender su plaza en la máxima categoría y enfilar su desaparición. Actualmente Akasvayu apenas tiene actividad tras vender numerosos activos para tratar de reducir su deuda, algo que no le ha permitido eludir el concurso (julio de 2010).