La recientemente finalizada edición de Construmat, que se celebró entre el 20 y 25 de abril en el recinto de Gran Vía de Fira de Barcelona, ha servido para tomar el pulso al sector y conocer el estado de ánimo del enfermo. Las cifras constatan la difícil situación por la que está atravesando el sector en particular y la economía española en general. Así, el salón recibió 153.000 visitantes, un 42,3% menos que en la edición precedente, y eso que la cita pareció congregar a todo el bachillerato de la provincia (aspecto para la reflexión en salones futuros). En la edición de 2009 participaron 1.350 expositores, que ocuparon una superficie de 74.800 m2 a lo largo de seis pabellones, frente a los 2.400 y 155.000 m2, respectivamente, de 2007.
Al margen de las cifras, el desánimo ha sido el denominador común en muchos de los expositores que, por lo comentado, no ven todavía la luz al final del túnel. Sin duda, la edición de 2009 ha venido marcada por las interrogantes sin respuesta. ¿Cuánto durará la crisis? ¿Qué medidas se pueden tomar para revitalizar el sector de la construcción? ¿Servirán para algo los Fondos Estatales de Inversión Local recientemente aprobados por el gobierno? Ante este panorama, la organización del salón ha hecho todos los esfuerzos para mantener la tensión en el sector y dar esperanzas ante una posible recuperación. En concreto, ha incidido en la innovación, sostenibilidad y rehabilitación como ejes temáticos del salón. Se han intentado dar a conocer nuevos modos de entender la vivienda y sus materiales y se han desarrollado jornadas para perfilar nuevas oportunidades de negocio.






