CaixaForum Madrid: Un nuevo vértice en el triángulo del arte
El triángulo del arte madrileño es ahora un cuadrilátero. CaixaForum, el
nuevo centro sociocultural de La CAIXA en la capital, se ha convertido en
el cuarto vértice, junto a los museos Reina Sofía, Thyssen y El Prado. El
estudio de arquitectura suizo Herzog & de Meuron ha reinventado un
edificio, donde antes se erigía la antigua Estación Eléctrica de Mediodía.
Ha levantado la antigua fachada protegida de ladrillo sobre un pedestal
imperceptible y la ha hecho crecer con un material metálico. El resultado
es una construcción que aúna tradición y vanguardia, presidida por un
impactante jardín vertical que da color al conjunto.
La sede de CaixaForum Madrid emerge como una escultura suspendida para
albergar un espacio dedicado al arte y la cultura. El edificio, obra del
afamado estudio suizo Herzog & de Meuron, premio Pritzker de arquitectura,
se sitúa en el triángulo del arte madrileño, que conforman los museos Reina
Sofía, Thyssen y El Prado. CaixaForum no sólo ofrece un nuevo centro
artístico y cultural en la capital, además abre una plaza pública y un
jardín vertical, donde antes había un edificio ruinoso y una gasolinera. La
construcción alcanza los 10.000 m2, repartidos en siete plantas, dos de
ellas subterráneas. La entidad financiera adquirió en 2001 a la Fundación
ONCE la antiguaCentral Eléctrica de Mediodía, una de las pocas muestras de
arquitectura industrial madrileña, inaugurada justo cien años antes, y
cuyas fachadas de ladrillo visto estaban protegidas. “El hecho de no partir
de cero y tener que respetar la envolvente de ladrillo no ha sido un
handicap, sino que nos ha obligado a buscar soluciones singulares para
proyectar un edificio único”, aseguran los arquitectos. En 2003, se inició
una operación destinada a coser y encintar la envolvente de ladrillo, que
estaba muy deteriorada. Se restituyeron 40.000 piezas, de un total de
115.000 ladrillos, por otros recuperados del mismo edificio o nuevos,
utilizando el mortero de cal y el aparejo originales. Además, en este
proceso se cegaron todas las ventanas de la antigua central.
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Un desembolso de 60 M.
Un año más tarde se colocaba la primera piedra del nuevo CaixaForum, que ha
supuesto un coste de 60 M., algo más de la mitad por la construcción, y que
se inauguraba en febrero pasado. La edificación abría cuatro nuevos vanos,
que rompen la trama de los dinteles originales. La antigua fachada se
ampliaba por arriba con una nueva carcasa formada por 4.500 planchas de
fundición, de aspecto oxidado, que contrasta con el ladrillo inferior. El
edificio se corona con una cubierta, del mismo material metálico salpicada
por seis huecos irregulares, algunos con entrada de luz natural. Su forma
no es casual, sino que dibuja formas semejantes a los de los edificios
colindantes. El resultado, según Herzog & de Meuron,es el de un tejado “muy
escultural y sencillo”. Estas planchas se han perforado en los planos
verticales que coinciden con ventanas, semejando celosías, que tamizan la
luz y las vistas. La construcción eliminó el zocalo perimetral de piedra de
la antigua central y apoyó el edificio sobre tres únicos pilares, de forma
que parece levitar sobre el suelo. Además, ha permitido ampliar el espacio
público de la plaza de entrada, que se abre al Paseo del Prado, eliminando
la vieja estación de servicio y dando paso a un espacio de 2.500 m2, que en
su mayor parte está cubierto por un techo de planchas metálicas de formas
triangulares irregulares, con diferentes pendientes. En paralelo, el suelo
es de hormigón impreso con forma de triángulos. Este marco se completa con
dos fuentes ornamentales y, sobre todo, con un espectacular jardín
vertical, que da color y frescor a la entrada. “Las plantas no necesitan
tierra, sólo agua, minerales, luz y dióxido de carbono”, a partir de este
principio, el botánico francés Patrick Blanc ha instalado jardines
verticales en las principales ciudades del mundo, durante los últimos
veinte años. El de Madrid es el primero plantado en España y el mayor
colocado en una fachada sin huecos, con una superficie vegetal de 460 m2 y
un peso inferior a 30 kg/m2. Esta pared está integrada por una estructura
metálica, un panel de pvc expandido sujeto a ésta, que da rigidez e
impermeabiliza, y una capa de fieltro de poliamida, que lleva fijada una
red de riego y las plantas, un total de 15.000 de 250 especies autóctonas y
foráneas. El resultado es un gigantesco y atractivo tapiz vegetal que
recibe al visitante.
Un paseo por el arte
Dejando a un lado la pared vegetal, entramos en el edificio a través de una
gran escalera ceremonial, revestida de planchas metálicas, que nos lleva a
un gran vestíbulo, con el suelo del mismo material. Las paredes son de
hormigón y todas las instalaciones están al descubierto, lo que nos evoca
al Centro Pompidou de París. Este área principal acoge una tienda de
regalos y librería, zona de información y servicios y un espacio de
descanso abierto al exterior a través de un gran ventanal. Nuestro paseo
continúa en las plantas superiores a través de una gran escalera blanca de
caracol, que conecta todo el edificio y que, en este caso, nos recuerda a
la gran rampa del Museo Guggenheim de Nueva York. Las plantas segunda y
tercera están dedicadas a exposiciones, con un total de 1.720 m2 para
exhibición. Ambos niveles son totalmente funcionales, diáfanos y blancos,
tanto en sus paredes, como en su solado de terrazo continuo. En
contraposición a esta sobriedad, la cuarta y última planta está marcada por
las formas irregulares de la cubierta y por la presencia del color. Así, la
madera oscura cubre el suelo de la cafetería que aloja esta zona, en
contraste con las paredes blancas, iluminadas de forma tenue a través del
enrejado metálico de la fachada. El estudio suizo tenía como objetivo ganar
volumen respecto a la antigua central y lo ha conseguido multiplicando por
cinco los 2.000 m2 de ésta, gracias a los niveles superiores y, sobre todo,
a las dos plantas inferiores que crecen bajo el suelo de la plaza pública,
con una profundidad de excavación de 10 m. Para acceder a ellas podemos
volver a utilizar la escalera helicoidal o cualquiera de los ascensores,
ubicados junto a ella y que destacan por estar recubiertos de madera. Al
salir de ellos, encontramos con un pequeño estanque que da paso al foyer
(entrada) del auditorio.
El auditorio
Tanto el auditorio como su vestíbulo están recubiertos por una malla
metálica deformada por presión, tipo deployé, que dibuja una estructura
ondeante y nos da la impresión de estar en el interior de una cueva. La
configuración de cada plancha permite orientar la pieza en cualquiera de
las cuatro posiciones del cuadrado, sin perder la continuidad, pero
aportando una aparente aleatoriedad. Los suelos de ambos espacios están
entarimados de madera de roble americano. El auditorio tiene cabida para
311 espectadores y su vestíbulo se reparte en los dos niveles inferiores.
Esta zona también está ocupada por dos salas de conferencias, almacén para
obras de arte y un pequeño aparcamiento privado. Los maestros suizos han
conseguido cumplir con el encargo de La Caixa de diseñar un edificio
singular que “se ha concebido como una suerte de imán urbano”, que atrae
por su continente y su contenido. El estudio ya tenía experiencia en
edificios similares como la Tate Modern Gallery de Londres. Además, en
Madrid, han creado un nuevo espacio urbano para la ciudad, con la plaza que
se abre al Paseo del Prado, y un magnífico jardín vertical.
Charo Reyes
charo.reyes@alimarket.es
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CAIXAFORUM MADRID: UN NUEVO VERTICE EN EL TRIANGULO DEL ARTE
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- 01/12/2008