Barcelona 8 de marzo de 2021.- La arquitectura técnica se feminiza y ya se acerca a la paridad entre los profesionales menores de 30 años, según se desprende del estudio “Perspectiva profesión 2020” que ha elaborado el Col·legi d’Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Barcelona (CAATEEB). Este dato representa un cambio importante en una profesión que ha sido históricamente masculina, tal y como demuestra el hecho que el 89%  de los arquitectos técnicos mayores de 55 años son hombres.

El estudio demuestra que cuanto más jóvenes son los profesionales, más mujeres hay. El 64% de los arquitectos técnicos tienen entre 36 y 55 años (un 56% entre los hombres) y el 27% tiene menos de 35 (un 15% entre los hombres). Por el contrario, sólo el 9% de ellas tiene más de 55 años, edad donde se sitúan el 29% de sus colegas masculinos.

Resulta notable la presencia de la mujer en la administración pública, especialmente en los ayuntamientos, donde es sustancialmente más importante que la de los hombres (un 21% frente al 9%), fenómeno que destaca principalmente en la franja media de edad (36 a 55 años), que viene a coincidir con el período del boom de la construcción y de la contratación pública.

Las mujeres están menos pluriempleadas que los hombres. Sólo el 18% lo están, frente al 23% de los hombres. La distancia se incrementa con la edad así entre las mayores de 55 años sólo el 6% tiene más de una ocupación, contra el 22% de los hombres. Las mujeres más jóvenes están más pluriempleadas.

Otro rasgo diferencial de las arquitectas técnicas respecto a los hombres es que trabajan más a menudo como empleadas por cuenta ajena, llegan a ser el 43% del conjunto, contra el 32% entre los hombres. Una cifra que llega al 67% entre las menores de 35 años. Principalmente trabajan en empresas del ámbito de la construcción y las tareas que realizan son más ejecutivas que de dirección, aunque las mujeres más jóvenes comienzan a tomar posiciones de dirección de obras.

Según la miembro de la Junta de Gobierno del CAATEEB y de la Comisión de Igualdad de Género de la Arquitectura Técnica de Cataluña, Natàlia Crespo, “las mujeres ocupamos las mismas posiciones que los hombres. Estamos en todos los lugares de trabajo recogidos en el organigrama funcional de una obra, pero aún no hemos llegado a los lugares más productivos, a pie de obra haciendo trabajos como encofrar, armar o realizando tareas del ramo de la albañilería. Son muy pocas, pero hay, y representan una minoría muy esperanzadora”.

Por su parte, la directora del servicio de ocupación del CAATEB, Sensi Gálvez, constata que, en lo relativo a los sueldos, “los que se ofrecen a la hora de entrara a trabajas son los mismos para mujeres que para los hombres, pero después, una vez en el trabajo, a la mujer le cuesta más tiempo y esfuerzo conseguir incrementos salariales”.

Esto tiene su traducción a efectos prácticos. Según Natàlia Crespo, “a pesar de no disponer de muchos datos oficiales o estudios, las que se recogen en el informe “La arquitectura técnica en España: visión comparada entre hombres y mujeres” del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) permiten entrever que aún existe una desigualdad salarial y que siguen funcionando los estereotipos de género: los hombres cobran un 17% más de sueldo que las mujeres, también existe una brecha salarial por razón de edad y las mujeres cobran un 21% menos que los hombres cuando tienen menos de 40 años, y los hombres con hijos tienen un salario un 17% mayor que las mujeres con hijos.

Otro aspecto es la persistencia de un techo de cristal en la progresión profesional de las mujeres en el sector, que se ve reflejado en su escasa presencia en las direcciones generales y en las presidencias de las empresas. Para Crespo, la explicación podría estar en el hecho de que “el 60% de las universitarias son mujeres, pero esta proporción cae hasta el 25 o el 30% en los estudios de postgrado o en los másteres de gestión, lo que dificulta el acceso a cargos de dirección y la posibilidad de desarrollar un papel relevante en la toma de decisiones en el mundo empresarial”, un hecho que considera como una barrera no sólo cultural. “Hay otros factores que impiden la igualdad en la responsabilidad, como nuestros propios prejuicios a la hora de creer y luchar para alcanzar este objetivo”.