Ante un escenario rodeado de incertidumbres por la crisis energética, Vicrila tiene claro que debe potenciar la internacionalización de su negocio. El objetivo es reforzar su presencia fuera de nuestras fronteras, principalmente en el mercado europeo y en Norteamérica. Por el momento, la empresa vasca no contempla la apertura de nuevas plantas en el exterior, dado que su estrategia pasa por intensificar los acuerdos comerciales tanto en Europa como en Estados Unidos.

Ya en 2020, Vicrila logró aumentar un 10% sus exportaciones frente al año anterior, hasta alcanzar el 35% del total de las ventas de la empresa en el ejercicio del estallido de la pandemia. Tras España, sus principales mercados son, por este orden, Francia, Reino Unido, Alemania y México. Además, la compañía ha incrementado la cifra de negocios en Asia, tanto en China como en Corea del Sur, y ha cerrado acuerdos comerciales con países como Filipinas, Emiratos Árabes Unidos e India.

En la actualidad, las inversiones de I+D de Vicrila van dirigidas a control de calidad, al desarrollo de nuevos productos y a la adecuación de las innovaciones para otros mercados. Así, la empresa destaca que ha realizado un gran esfuerzo en adecuarse a los requerimientos de la industrial alimentaria, hasta conseguir la certificación BRCGS Packaging. En 2021, último ejercicio con datos disponibles, las ventas consolidadas de Vicrila se situaron en los 32 M€.

Pablo Alonso, director general de Vicrila, señala que, en un escenario cambiante y rodeado de incertidumbres, es muy difícil hacer previsiones. “Nuestra gestión se revisa diariamente, por lo que estamos adaptando a la realidad nuestro Plan Estratégico”, añade el máximo responsable, que, aun así, confía en llegar a ser líder de su segmento el año que viene. La plantilla de la compañía está formada por 237 personas, aunque con picos de demanda pueden superar las 300. De la planta de Vicrila en Leioa (Vizcaya) salen cada día 350.000 copas y vasos.