La administración gallega ha decidido seguir la estela de otras comunidades como la madrileña para aplazar los pagos de sus futuras inversiones en infraestructuras sanitarias, con la licitación de sus dos grandes obras hospitalarias de Vigo y Pontevedra, echando mano de la colaboracion privada. Tras la adjudicación de Vigo a una UTE de constructoras y empresas de servicios, que ya está levantando el que será uno de los mayores hospitales de la región con 1.465 camas y un coste superior a los 300 M, la Xunta prepara la licitación del hospital único de Pontevedra y un contrato millonario para externalizar los servicios energéticos de todos sus edificios sanitarios. Su política de ahorro apuesta por ampliar y extender además las fórmulas de colaboración público-privada a las obras de sus centros de salud y de alta resolución. Todas estas propuestas han sido desarrolladas por la hasta hace pocos días conselleira de Sanidade, Pilar Farjas, que abandonó la Xunta para integrarse en el equipo de la nueva ministra de Sanidad Ana Mato. La nueva conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, dirigía desde 2009 el Servizo Galego de Saúde (Sergas).
En el plano de atención a mayores, la inversión pública sigue monopolizando la nueva oferta geriátrica (apenas seis de los 28 proyectos vigentes se atribuyen a la iniciativa privada), muy repartida entre distintos organismos regionales. La falta de recursos para finalizar remates y equipamientos ha generado además que al menos otra decena de proyectos terminados (ocho de ellos públicos) hayan retrasado la apertura de otras 546 camas.
Actualmente, funcionan 48 centros hospitalarios en Galicia con 10.943 camas, de las que el 75,72% son públicas, el 20,88% de titularidad privada y el 3,4% del Tercer Sector. El sector geriátrico cuenta con un total de 18.593 camas operativas, de las que 6.510 son privadas, 4.811 públicas y 7.212 del Tercer Sector, repartidas en un total de 239 residencias y viviendas para mayores. La penetración en Galicia de los grandes grupos sanitarios con presencia nacional ha sido históricamente tibia. A excepción de dos clínicas en Vigo y A Coruña, propiedad respectivamente de Adeslas (hoy controlado por la inversora Goodgrower) y USP (grupo cuya adquisición se disputan actualmente los consorcios Quirón/Doughty Hanson, HM Hospitales/PAI y Hospiten/Blackstone), el resto del volumen de camas se controla directamente desde grupos locales, muy dependientes todavía de la concesión y concertación pública. En el sector de atención a mayores, SARquavitae ha conseguido reunir, con la compra de Mapfre Quavitae, cuatro centros en la región gallega (ninguno de ellos en propiedad), mientras Sanitas y Ballesol explotan dos centros residenciales cada uno. Sanyres y Eulen apenas conservan una residencia, tras perder en 2011 la gestión de centros en A Coruña y Vigo.
