El mercado de soluciones antihurto encadenó su segundo pico de crecimiento al registrar un alza del 18,7% y alcanzar los 229 M€. La bonanza que atraviesa este sector ha supuesto nuevas oportunidades para las compañías de menor tamaño, pero también ha suscitado el interés de empresas extranjeras. Una de ellas, Grupo Alto, entraba en el mercado español a finales del pasado año. Como tendencias tecnológicas, el gran consumo está poniendo su atención en el uso de la RFID junto con herramientas de análisis de datos y estrategias de gestión de inventario
La pérdida desconocida es uno de los problemas recurrentes de los retailers españoles. De hecho, España es el país europeo que más invierte en la prevención del hurto, concretamente el 1,37% de las ventas que obtiene, según el último informe ‘Retos y perspectivas del comercio español para 2017’, elaborado por la empresa Checkpoint. Se estima que los retailers pierden por esta causa más de 1.770 M en España. De este total, alrededor de un 16% se atribuye a errores internos, un 23% al hurto interno realizado por los propios empleados y un 63% al hurto externo, cuya prevención sigue absorbiendo la mayor parte de la inversión.
El de la alimentación es uno de los sectores en los que más se produce esta pérdida desconocida. En el caso de los frescos, esta puede llegar a suponer más del 1,7% del total de las ventas de la categoría. Productos de más valor expuestos en los lineales y de alta rotación como vinos, licores, quesos, carnes y pescados son los que habitualmente más se hurtan. Además, existen meses del año especialmente críticos, como las vacaciones de verano o la Navidad, donde la pérdida desconocida puede llegar a aumentar hasta un 16% con respecto al resto del año. Por tipo de establecimiento, se detecta un mayor índice de hurtos en los supermercados, seguidos de las tiendas especializadas, los almacenes mayoristas y los hipermercados, según el último estudio ‘La pérdida en la gran distribución 2016’, a cargo de Aecoc y la consultora EY.
El impacto de los robos en la cuenta de resultados de los retailers ha hecho que los sistemas antihurto se hayan convertido en una pieza fundamental para la optimización de toda la cadena de distribución. La concienciación de los minoristas a favor de las políticas preventivas del hurto volvió a quedar reflejada el pasado año en las ventas del mercado antihurto en España. Las seis principales empresas que operan en este sector movieron un volumen de negocio de 229 M€, un 18,7% más, encadenando su segundo pico de mayor crecimiento (18,1% en 2015). Desde que invirtiera su tendencia hace tres años, el mercado acumula un alza del 39,6%. Esto ha supuesto, por un lado, más oportunidades para las empresas pequeñas de un sector con un alto grado de concentración. Solo Tyco Integrated Fire and Security Corporation, integrada en el grupo norteamericano Tyco, genera el 73,1% del valor de este mercado, y junto a Gunnebo España -filial del holding sueco Gunnebo, que absorbió a su subsidiaria Gateway Loss Prevention en 2016- y Checkpoint Systems, sucursal también norteamericana del grupo homónimo, suman una cuota del 97,5%. Por otro, ha atraído el interés de compañías extranjeras. A finales de 2016, la sociedad de origen chileno Grupo Alto aterrizaba en nuestro país con la implantación de un modelo de negocio orientado a la gestión legal de los delitos derivados del hurto en el sector de la distribución alimentaria, con el objetivo de consolidarlo y expandirlo en los próximos años. El grupo comenzó a operar para una distribuidora catalana en el mes de abril, cuya enseña aún no ha revelado, y cuenta en la actualidad con un portafolio de 52 supermercados en la provincia de Barcelona. Su objetivo es extender, para el próximo ejercicio, sus servicios a toda la red de la firma, con entre 200 y 300 puntos de venta. A su vez, prevé trasladar su modelo de negocio a otras tres o cuatro distribuidoras, con el fin de alcanzar, en el horizonte de 2018, unas 500 o 600 tiendas. Orientado a reducir los delitos que provoca la pérdida desconocida, Grupo Alto asegura que “contribuye a crear ambientes de control y espacios de venta seguros, gracias a “una estrategia de tolerancia cero contra el delito, que se traduce en condenas efectivas que reducen de forma notable la tasa de reincidencia en un 90%”. Para ello, la compañía se centra en tres líneas de actuación; la gestión legal, por la que se denuncian y judicializan todos los delitos, gestionados a través de los abogados penalistas del grupo; el marketing disuasivo, con acciones de comunicación que implican marketing formativo al personal de tienda y el reconocimiento del sello Alto (adhesivo con el logotipo), que se exhibe visible en la entrada de las tiendas; y los sistemas de información, dado que el análisis y gestión de los datos permite una mayor efectividad de la persecución penal. Con ello, se facilita la toma de decisiones posterior sobre la protección de determinados productos, el aumento de la vigilancia en zonas específicas de la tienda o la optimización de los sistemas antihurto que el distribuidor tenga instalados, según explican desde la compañía.