Los alimentos, bebidas y productos de cosmética e higiene se vuelven cada vez más funcionales. El consumidor tiene poco tiempo para cocinar, cuidarse o hacer la compra, por lo que prefiere adquirir menos productos, pero que estos sean funcionales y que aporten un resultado real en su salud. En este sentido, existen dos tendencias a tener en cuenta. Por un lado, los probióticos , ya que existe una fiebre por consumir productos que tengan un beneficio adicional para la salud, además del de nutrirnos. De ahí el auge de productos como la kombucha, la sopa miso, el kimchi o el kéfir , así como otros más tradicionales como el yogur o los pepinillos en vinagre , o productos inusuales a los que se le añaden probióticos.

Por otro lado, hay que hablar de la singularidad . La tendencia es la aparición de productos funcionales cada vez más específicos, es decir, un producto para cada momento y para cada persona. Más allá de los energizantes y detox, también encontramos otros para mejorar la digestión, la piel, el sistema inmune o preparar la práctica deportiva .

Para su venta, estos productos se presentan con apariencia de medicamentos, con pequeño formato o formato 'shot'. Algunas de las recomendaciones para abordar este mercado son acciones encaminadas a ofrecer más información en los envases, no solo de los ingredientes, sino de todos los beneficios concretos que aporta cada uno de ellos a la salud. También es interesante introducir más productos con probióticos, haciendo hincapié en las ventajas y características, ya que muchos consumidores aún los desconocen.

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