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Las grandes hortofrutícolas apuestan fuerte por la innovación

Las grandes hortofrutícolas apuestan fuerte por la innovación

La disrupción tecnológica ha llegado al sector hortofrutícola. Desde el cultivo en la tierra hasta la llegada del producto a los lineales de las superficies comerciales, la cadena de suministro se ha modernizado. En 2018 muchos operadores han incorporado herramientas digitales para mejorar su rentabilidad, además de valerse de los avances en investigación para diferenciarse de la competencia. Entre estos progresos, destaca la construcción de centros de innovación. Allí, se desarrollan técnicas para detectar patógenos o procesos adaptados a las demandas del consumo.

A lo largo del año, grandes firmas hortofrutícolas como Florette Ibérica, Grupo Alimentario Citrus (GAC) o HaciendasBio han apostado por este tipo de instalaciones. Las tres compañías realizaron fuertes inversiones -todas por encima de 1 M€- para que la materia prima se encuentre en las mejores condiciones, a la vez que la eficiencia reduce los costes de producción. GAC con su Centro de Innovación Agronómica (CIAM) fue la primera, seguida por HaciendasBio y la finca que Florette puso en marcha en Navarra.

De igual modo, una serie de empresas tecnológicas han ido presentando soluciones a la luz de estos proyectos. Es el caso de Hispactec y Compac, aunque cada una en su ámbito de trabajo. La primera, ubicada en la provincia de Almería, se ha centrado principalmente en explotaciones de interior -bajo invernadero- tanto anteriores como posteriores a la cosecha; mientras que la segunda ha ideado una unidad móvil de laboratorio (field research unit) en un contenedor de 12 metros. Este habitáculo está equipado con espectrómetros, analizadores de textura, el sistema Inspectra2 y la QVision para estudiar proteínas, humedades y grasas de las frutas y hortalizas. También el proyecto Agrorobot, de capital español, ultima el lanzamiento de una novedosa cosechadora de berries.

La tendencia por una alimentación saludable, asimismo, ha dado origen a un gran número de estudios dentro del sector, dado que el consumidor está dispuesto a pagar un precio más elevado por los denominados productos funcionales. Sobre esta premisa, el Centro Tecnológico Adesva ha iniciado la iniciativa ‘Biofortificación de la lechuga’, que tiene como objetivo obtener en el medio plazo lechugas biofortificadas en vitamina C y antocianinas. Igualmente, en Málaga se ha instalado uno de los centros de investigación de frutas tropicales más prestigiosos de toda Europa; el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (ISHM). Esta entidad ensaya y cultiva variedades todavía desconocidas para el público, pero que, en un futuro cercano, estarán en los lineales de los comercios. Por aquí pasaron el aguacate, el mango y la papaya que ahora se siembran en la Costa Tropical.

Si busca información más detallada -en la que también se incluyen otros aspectos como productos inéditos, industria 4.0, Big Data, etc.- puede consultar nuestro Informe 2018 sobre la innovación en el sector hortofrutícola.



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