Hablamos de alimentación y en esta industria el sabor no se negocia. Partiendo de este axioma fundacional, nace la spin-off de la Universidad de Santiago, Taste Lab ('Sensesbit'), que comercializa el primer software de análisis organoléptico y percepción del consumidor capaz de transformar datos en recomendaciones accionables para optimizar la toma de decisiones en el lanzamiento y reformulación de productos. "Hacemos que la IA entienda el gusto, alimentando el proceso con datos sensoriales estructurados y proporcionando el contexto de dominio que necesita esta tecnología para generar recomendaciones precisas y lo que llamamos el ROI sensorial", nos explica Maruxa Quiroga. El objetivo, maximizar el éxito comercial de la innovación, generando confianza desde el laboratorio hasta el lineal.1
