En lo que llevamos de 2014 algo ha cambiado en el mercado inmobiliario. Las estadísticas oficiales así lo indican, con la compraventa de viviendas al alza, el aumento de la inversión extranjera y con la sensación de que las grúas vuelven a florecer en las grandes ciudades españolas. El ingente stock inmobiliario acumulado por las entidades financieras tiene buena culpa de ello, más que la ligera recuperación económica que atraviesa el país. Las oportunidades en el mercado inmobiliario aumentan y ello han propiciado la irrupción de las socimi.
Una socimi es por definición una Sociedad Anónima Cotizada de Inversión Inmobiliaria. Su objetivo es simple, la compra, promoción y rehabilitación de activos de naturaleza urbana para su arrendamiento. Cuentan con unas estrictas restricciones para su formación (capital, naturaleza y reparto de sus activos y beneficios, ingresos del 80% como mínimo procedentes de alquileres, etc.), pero también tienen un régimen fiscal especial, muy atractivo para los fondos de inversión foráneos que buscan activos estables y, por supuesto, que sean rentables.
Aunque las socimi fueron reguladas en 2009, su presencia en España, a diferencia de otros países, era inexistente. Sin embargo, los cambios legislativos introducidos a finales de 2012 -mayores ventajas fiscales principalmente- y sobre todo la situación del mercado inmobiliario han dispararon su proliferación a comienzos de este año.