Media España se ha puesto en marcha con la apertura de comercios, bares, tiendas… y concesionarios que, independientemente de su tamaño, pueden levantar sus cierres en esta fase 1 de la desescalada que acaba de inaugurarse en buena parte del territorio nacional. Sin embargo, ha habido un negocio sorprendentemente discriminado, el de las tiendas especializadas en cerámica y mobiliario, en baños y cocinas, que pese a tratarse de una de las principales industrias españolas, con un superávit comercial superior a los 2.700 millones de euros, ha sido olvidado en la orden ministerial publicada el pasado sábado.
De esta manera, el Gobierno pone el palo en las ruedas de más de 15.000 pymes que, directa e indirectamente, dan empleo a unas 90.000 personas. Y lo ha hecho sin atender a razones sanitarias, quizás por desconocimiento, por la inconsciencia de que se trata de un sector decisivo para decenas de miles de familias.
Siendo justos, y sensatos, el Gobierno tendría que aplicar a las exposiciones especializadas en cerámica, baño y cocina el mismo criterio que a los concesionarios, para los que acertadamente no se limita la superficie a los 400 metros cuadrados. Y es que en estas tiendas, tal y como ocurre en las de vehículos, la afluencia de clientes no resulta ni mucho menos multitudinaria. No suelen producirse aglomeraciones de ningún tipo, porque no hablamos de tiendas multiservicio y autoservicio, sino de espacios especializados en los que la atención es puramente individualizada.
Por sus necesidades expositivas, estos almacenes superan de media con creces los 400 metros de superficie, umbral que se les ha impuesto sin lógica alguna, pues el Código Técnico de la Edificación (CTE) regula en su documento de seguridad 2 metros cuadrados por cliente como tope de aforo para comercio general y 5 metros cuadrados para sus exposiciones.
Deberían saber los que legislan, por si no lo saben, que las tiendas de cerámica requieren unos 800 metros cuadrados de media para poder funcionar y que tienen un promedio de 3 vendedores por tienda, por lo que convendría anteponer el criterio de número de clientes por cada vendedor al de los metros cuadrados de superficie.
La orden ministerial que recogía el BOE del primer domingo de marzo instaba a la atención individualizada y a aceptar la entrada de un cliente por cada trabajador. Sin embargo, los escenarios proyectados para la desescalada dificultan la reapertura de las tiendas especializadas de cerámica y equipamiento de viviendas.
Más nos valdría además que de cara a las próximas fases de la desescalada se esclarezcan las fechas y los criterios para el retorno de la actividad de las empresas de reforma al 100%, para que puedan llevar a cabo una adecuada política de gestión de ERTE, una correcta planificación en torno a sus necesidades operativas y de liquidez y una óptima política comercial.
Con cita previa, por supuesto, a sabiendas de que los tiempos de trabajo se aproximan a la hora de duración con cada cliente. Pero por grande que sea la exposición, la asistencia de público siempre se relaciona con la capacidad de atención. Por eso, señores políticos, faciliten la reapertura de las tiendas de cerámica y levanten las restricciones en torno a los 400 metros. De lo contrario, seguirían despiadada y cruelmente discriminándonos y se ve claro que en este caso no cuesta creer que se trata de razones sanitarias.
Sebastián Molinero, secretario general de Andimac
Alberto Echavarria, secretario general de Ascer
