Basta con leer las noticias. Los precios de las viviendas se han disparado, y tener tu casa de vacaciones es más sencillo, a la par que económico, con el nuevo concepto de compra compartida. La copropiedad es una tendencia que permite comprar una propiedad de forma conjunta entre dos o más personas, dejando de lado la responsabilidad (y el gasto) de tener una vivienda en exclusiva, abaratando la inversión en un mercado con el precio por las nubes. El precio medio de la vivienda de segunda mano en España ha subido un 1,4% mensual y se situó en 1.988 €/m2 en agosto.

Este modelo funciona como una Sociedad Limitada, eso significa que permite a los accionistas tener un determinado número de días al año el uso de la vivienda en proporción al número de participaciones. Una vez comprada la vivienda, se gestiona a través de una empresa que se hace cargo del mantenimiento y de la gestión de las participaciones de los propietarios que pueden vender su parte siempre que lo soliciten, aprovechándose de la revalorización del inmueble.

Si se sabe gestionar la copropiedad, son todo beneficios. La casa rara vez estará desocupada, por lo que el mantenimiento del hogar está cuidado durante el año. En una isla como Mallorca, este modelo funciona muy bien, puesto que, generalmente, mientras los suecos disfrutan de la isla en invierno, los alemanes prefieren el verano, y apenas se cruzan, pudiendo disfrutar con más libertad de la elección de los días de uso de la propiedad común.

Los gastos de la vivienda se dividen a partes iguales en todos los propietarios del inmueble y no solo los del día a día, sino también los más comunes, como el IBI municipal, el jardinero o las reparaciones. Dependiendo de la cantidad de participaciones y el número de propietarios de la casa, tienen mayor o menor disponibilidad. La idea principal es compartir la propiedad entre mínimo dos personas y máximo ocho, idealmente entre cuatro. Una casa de dos propietarios ofrecería el disfrute de 180 noches al año para cada familia y de cuatro personas 90 noches cada una.

Bajo un presupuesto, la empresa que gestiona la propiedad, se encarga de dejar la casa tal como la han dejado los accionistas en su última estancia. Con sus muebles y su ropa colgada en el armario. Lo harán también con la otra parte de propietarios, de este modo, se sentirán la diferencia con respecto a una propiedad de alquiler vacacional.

Es muy sencillo reservar tus fechas especiales con dos años de antelación, si queremos celebrar una ocasión especial en casa (como una boda, un bautizo o un cumpleaños), gracias a una aplicación que comparten todos los propietarios. La puerta de entrada solo puede abrirse cuando el accionista ha reservado la vivienda.

El modelo ofrece tres tipos de estancias. Cada propietario posee el derecho de disfrutar de al menos ocho de los días especiales del año: los días de Navidad, Año Nuevo, Semana Santa, el verano y los días festivos de su país de origen. Las Estancias Generales permiten a los propietarios disfrutar de una semana cada uno de forma rotativa hasta un máximo de seis. Una vez completadas las seis estancias, se pueden reservar las siguientes.

Por otro lado, las Estancias Exprés posibilitan a cada propietario disponer de todos los días de uso que soliciten, siempre que no superen la totalidad que tienen por derecho cada año y la casa esté libre los siete días previos a la llegada.

Teniendo en cuenta que las casas en desuso no son energéticamente eficientes, el modelo del futuro de casa compartida es eco friendly. Por lo que la idea de este proyecto nace, además, para priorizar el cuidado del medio ambiente, consiguiendo reducir la huella de carbono todo lo posible, gracias a la instalación de paneles solares o bicicletas eléctricas a disposición de los propietarios.

Es una forma de cuidar del territorio y el poco suelo disponible, al ser una casa que se construye para compartir entre varias familias, reduciendo la huella de carbono por la reducción de la construcción.

Gloria Rodríguez es cofundadora de la inmobiliaria Mallorca Site