Los equipos de flejado han conseguido en los últimos años una tímida evolución técnica que ha permitido al sector afianzar sus posibilidades de negocio. Además del incremento de las velocidades de trabajo, el flejado ha conseguido ganar en seguridad gracias a una serie de procesos técnicos cada vez más fiables. El principal ejemplo de esta evolución son los sistemas de sellado, que han pasado de un “primitivo” sistema por termosoldadura a otros más vanguardistas y con mejor acabado como son los sellados por ultrasonidos. Como todos, el flejado también se está viendo afectado por la crisis económica, que, como en el resto de casos de final de línea, ha marcado a la baja el volumen de pedidos de maquinaria.
Lo que salva al flejado, y lo diferencia del resto de final de línea, es su modelo de negocio. Los proveedores de estos equipos complementan su actividad con otra faceta, la provisión de consumibles, que en muchos casos resulta ser también la actividad principal. Esta característica es lo que permite que 11 de las 19 empresas referidas en este reportaje al capítulo de flejado/atado tengan en este negocio la fuente de, al menos, la mitad de sus ingresos. Mientras que lo normal en el final de línea es repartir las ventas entre distintos tipos de maquinaria, en el caso del flejado, la posibilidad de garantizar una facturación fija por el consumible facilita a las compañías que apenas diversifiquen, o lo hagan de una forma muy limitada. De hecho, las empresas que no venden consumibles son las que menos porcentaje de sus ingresos obtienen por este sus negocios en flejado, lo que es razonable si se tiene en cuenta que, por lo general, las líneas de flejado son un producto bastante barato.







