Como estaba previsto, China ha hecho pública su decisión de cerrar de forma definitiva las importaciones de residuos sólidos a partir del próximo 1 de enero de 2021, según una nota emitida por las autoridades del país, confirmando así el contenido de la “Ley de la República Popular China sobre la prevención y el control de la contaminación ambiental por residuos sólidos”, en vigor desde el pasado 1 de septiembre. La medida forma parte de la política desarrollada por la segunda economía del mundo desde 2017, cuando emitió la primera prohibición para una serie de residuos de difícil clasificación que, en última instancia, no podían ser reciclados e inevitablemente tenían que ser destruidos.
A partir del nuevo año, el gigante asiático podrá seguir importando residuos, pero siempre y cuando hayan sido antes clasificados y procesados, que de esta manera dejan de ser residuos como tales y se convierten en productos semitransformados o intermedios. Según sus datos, el pasado año se registró una importante caída en las importaciones de residuos pasando de los 22,63 Mt de 2018 a los 13,48 M del pasado año, una tendencia que se habría acuciado en lo que llevamos de 2020 (7,18 M t en los primeros diez meses). Este cambio en la política china supuso un auténtico terremoto en Europa cuando se empezó a aplicar hace tres años para los residuos de plástico, papel y metal, hasta el punto de que para muchos analistas es una de las causas principales de la apuesta del Viejo Continente por un nuevo modelo de aprovechamiento de los residuos como fórmula para dar una salida a las ingentes cantidades de material que hasta ahora se mandaban fuera de Europa (el 95% de los mismos iban destinados a China).
Sirva de ejemplo que en 2016, último año con el antiguo modelo legal, el volumen de desechos que recibió China superaba los 45 Mt, con unas 208.000 t procedentes de España. En este sentido, parece que el resto de economías que también han apostado por la importación de residuos como fórmula para generar una industria y dotarse de materias primas para su producción también han hecho público su interés por errar sus fronteras a estos productos.
