Dificultades en México
El signo ascendente del país brasilero coincide con la parálisis de México, uno de los grandes puntales de la hotelería española en el exterior, a nivel internacional. Su imagen turística está siendo dañada por la sensación de inseguridad provocada por el avance del narcotráfico, a lo que este año se ha sumado el golpe de la gripe A y, para los profesionales, la decisión del Gobierno de eliminar la Secretaría de Turismo (Sectur), que en la actualidad goza de un rango equivalente al de un ministerio. El sentimiento general del sector es que el turismo mexicano debe ser una prioridad para el país, con estructura y recursos propios, tal y como ha expresado a la prensa local el vicepresidente de Sol Meliá, Sebastián Escarrer Jaume, en nombre de su grupo y de Exceltur. Entre esto y la crisis, no parece que la cadena mallorquina vaya a reactivar fácilmente sus proyectos en el país, donde ha cancelado de manera temporal la construcción de dos hoteles en Playa del Carmen por valor de 292 M$. A raíz de la crisis, otras cadenas españolas han seguido el mismo camino, como Playa Senator, que ha paralizado el ‘Playa Victoria’ (4E-450 habitaciones); Sirenis, con el ‘Gran Sirenis Akumal’ (5EGL-350); o Nh, que, fruto de su decisión de frenar todos los proyectos en los que invertía directamente en la propiedad, ha hecho lo propio con un establecimiento vacacional en Morelos.
Sin embargo, la baja más notable es la de los proyectos anunciados en su día por la actual Martinsa-Fadesa, que para salvar su situación concursal ha terminado por deshacerse de la práctica totalidad de su presencia en el sector hotelero. Entre los planes frustrados figuran 7.000 habitaciones en el complejo ‘Loreto Paraíso’, en Baja California, y establecimientos en Jalisco, Guanajuato y Nayarit. De forma parecida, tras los problemas financieros de Julián Jiménez de los Galanes y Francisco Colado, socios de Dico, el complejo ‘La Nueva Veracruz’, que incluiría varios hoteles, ha sufrido una reestructuración de su capital, propiedad ahora de DHO (47%) -también en proceso concursal-, Álvaro Quiroga (40%) y la sociedad Turégano (10%), y actualmente busca financiación extranjera para salir adelante. Hansa Urbana mantiene el desarrollo de 3.000 habitaciones en el complejo ‘Cabo de Cortes’, en Baja California, aunque no ha finalizado aún los trámites administrativos. Los rumores apuntan a que la gestión de los hoteles se estaría negociando con cadenas norteamericanas -de hecho, cuando el proyecto se presentó en 2007 contaba como socio con la inversora estadounidense Goodman Real Estate-.
Pese a que el turismo mexicano en particular y el caribeño en general no son ajenos a la crisis, éste sigue siendo el destino por excelencia de las cadenas españolas en el exterior y no deja de atraer nuevos nombres. Cadena Mar y Hoposa abrieron, a finales de 2008, sus primeros hoteles en la zona; la primera creó la línea ‘Elegance’, de hoteles sólo para adultos, y la segunda, la marca ‘Privilege’, específicas para este mercado. Hoposa incorporó el que es el primer hotel de gestión española en Honduras, el complejo ‘Fantasy Island’, si bien ya pertenecía desde antes a empresarios turísticos españoles a título particular. Hotasa, inmersa en su campaña de compra de hoteles financiada con pagarés, también acaba de llegar a la zona con la compra del ‘Luperón Beach Resort’, en República Dominicana, que poseía Best. Pero el mercado de habla hispana también da para ejemplos a la inversa. Riu, la única de las grandes cadenas españolas que todavía no contaba con hoteles de ciudad, abrirá a lo largo del próximo año el ‘Riu Plaza Panamá’ (5E-645), primer activo de la nueva enseña urbana del grupo, en la capital del país centroamericano.







