“El consumo de detergentes se mantiene estabilizado, con una ligera tendencia a la baja, pero el mercado cae en facturación, ya que gana peso la marca de distribución. La tendencia del consumidor es a buscar beneficios palpables y una buena relación calidad-pecio. Las armas que tenemos los fabricantes son ofrecer una calidad de producto superior y constatable y de manera constante en el tiempo.
En el caso de los detergentes ultraconcentrados y los destinados a bajas temperaturas, ambos parecen estancados. Los primeros requieren un cambio de hábitos en la forma de dosificar y es difícil conseguirlo en los consumidores de más edad. Habría que atraer a los nuevos usuarios o a los más jóvenes. Respecto a los formulados para el lavado a baja temperatura, como ya existe este hábito de lavado en el mercado español, los consumidores probablemente consideran que todos los detergentes funcionan a baja temperatura (beneficio que tiene más sentido en mercados del norte de Europa, en los que lavan a mayor temperatura).
En cuanto a limpieza de superficies, los desinfectantes sin lejías sí le irán tomando algo de terreno a estas últimas, sobre todo en aquellos consumidores más conscientes de los riesgos o posibles molestias de usar lejía. El avance de los limpiadores sin lejía se irá produciendo poco a poco, ya que el hábito en el uso de la lejía está muy instaurado en España, pero acabará robándole un porcentaje de cuota como ya ha sucedido en otros países.
En general, la tendencia del mercado es hacia productos menos agresivos con el medio ambiente y con las personas. Hay que prestar especial atención al cambio en los hábitos de consumo: compramos menos y con menor frecuencia, y queremos que todo nos dure más tiempo”.







