El descenso del consumo nacional de vino y las dificultades para acceder a los mercados internacionales han llevado a algunos productores a buscar alternativas que les diferencien de la competencia, les ayuden a entrar en países sin una larga tradición vinícola y con ganas de probar cosas nuevas (como los escandinavos) y les acerquen a un target de consumidores con poco interés aún en esta bebida tradicional y complicada: los jóvenes.
Entre las estrategias que han ido tomando forma en los últimos años, dos llaman especialmente la atención por lo que suponen de rompedoras: la comercialización de vino en lata y la elaboración de vinos parcialmente desalcoholizados.
Ventajas de la lata
En cuanto a la primera de estas tendencias, hay que resaltar las ventajas de un envase, que según datos de Rexam (principal fabricante mundial de latas de bebidas), es fácil de imprimir y etiquetar, así como de transportar; permite el consumo on the go y el enfriamiento rápido de la bebida; y su producción y transporte emite menos CO2 a la atmósfera que otros materiales. Además, este tipo de formato está muy integrado en la cultura juvenil y resulta más moderno y trasgresor que la tradicional botella de vidrio, sobre todo para un target de consumidores que busca diferenciarse de sus mayores.
Si bien, como decíamos, en otros mercados como los escandinavos este tipo de formato tiene una buena aceptación, en España la experiencia de momento es muy reducida. En gran medida, por la sacralización del vino y la dificultad para superar tabúes en torno a esta bebida.
No obstante, a mediados de 2006 la comercial Belgrano FY introdujo en nuestro país el vino argentino ‘Ironwine’ en envase de lata de 34,5 cl (al que después sumo el de 20 cl). Producido por la bodega Gargantas de Lata, está disponible en las variedades tinto (malbec-cabernet) y blanco (chenin blanc) y se comercializa, principalmente, en vending, tiendas gourmet, clubs deportivos y restauración. Un año después, Cavas Hill (filial del grupo Garvey) presentaba el primer vino de calidad español (con D.O. Penedés y bajo la referencia ‘Hill’) en este tipo de envase, también en este caso tanto blanco como tinto, pero en formato de 25 cl.
Matarromera une las dos tendencias
El último operador en unirse a esta experiencia ha sido el grupo Matarromera, quien anunció el pasado mes de octubre el lanzamiento en lata de 20 cl de su enseña ‘Emina Sin’. Con ello, el grupo bodeguero ha aunado las dos tendencias de las que nos ocupamos: los envases de lata y los vinos desalcoholizados, ya sean de manera parcial o prácticamente total.
En concreto, Matarromera había presentado ya a finales de 2008 ‘Emina Sin’, con un 0,5º de alcohol y en las variedades blanco (elaborado con uva verdejo de Rueda), tinto (a partir de tempranillo del área del Duero) y rosado (con uvas procedentes de Cigales) y ligeramente gasificados.
Con ello, daba continuación a una tendencia inaugurada por Bodegas y Viñedos Casa de la Ermita en 2008, con su ‘Altos de la Ermita’ (si bien en este caso el volumen alcohólico ascendía a 6,5º, la mitad de lo habitual) y continuada por el grupo Miguel Torres, con su vino blanco ‘Natureo’ (0,5º); Raisin Dor, quien preveía lanzar este año tres versiones del producto (‘Rai Sin’, enriquecido con polifenoles, ‘Raisin Dor’, con mejores propiedades organolépticas y sensoriales, y ‘Chateau Estevez Raisin Dor’, de alta gama); e Industrias Espadafor. Esta última, especialista en bebidas sin alcohol, cerró en septiembre de 2009 un acuerdo de colaboración con el popular cantante y presentador Bertín Osborne para desarrollar un espumoso sin alcohol bajo la marca ‘Lloberetta’, al que podrían seguir otros productos en la misma línea. Más recientemente, el pasado mes de octubre, Bodegas Aragonesas ha presentado ‘Nove’, con una graduación de 9º de alcohol.
El vino desalcoholizado gana adeptos
En cualquier caso, la entrada en este segmento de negocio parece una opción a tener en cuenta en un momento en el que la sociedad criminaliza más que nunca el consumo abusivo de alcohol (especialmente en relación con la conducción) y presta mucha atención al mantenimiento de la salud y de la línea (este tipo de producto contiene hasta tres veces menos calorías que un vino tradicional). En este sentido, el pasado verano nació Convides, la primera asociación con el objetivo de dar a conocer y fomentar los vinos desalcoholizados, así como promover la investigación y el desarrollo de los mismos y crear, en última instancia, un sello de garantía de calidad. De momento suma 35 miembros, tanto en España (Matarromera y Miguel Torres entre ellos), como en California (Jerry Lohr), Alemania (Carl Jung) o Francia (Côte de Vicent). Además, desde 2008 la empresa española Paladar sin Alcohol comercializa en internet vinos desalcoholizados, tanto españoles como de California, Alemania y Francia, y pretende llevar a cabo una labor divulgativa sobre los beneficios de este producto.
Como no podía ser de otra manera, el vino parcialmente desalcoholizado tiene detractores, aquellos que consideran que no se puede calificar de vino y que para cubrir este segmento ya se encuentran los mostos, y también defensores, que opinan que son una buena oportunidad en un momento en que resulta muy necesario buscar nuevas fórmulas de venta. Así, según una encuesta de Wine & Spirit Trade Association, más de un 40% de los consumidores británicos de vino comprarían caldos con una menor graduación de alcohol, siempre que éstos mantuvieran el sabor y la calidad de los vinos tradicionales. Incluso la cadena minorista Tesco considera que se trata de una buena oportunidad, por la creciente tendencia por parte de la sociedad a consumir alcohol con moderación en lugar de la abstinencia, y anima a las principales marcas a que tengan en cuenta este segmento como oportunidad de negocio a la hora de diversificar sus productos. Se trata de adaptarse a los gustos de los consumidores, para llegar a un espectro lo más amplio posible, algo que hasta la fecha, y a decir de un gran número de profesionales del sector, sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país.
M.C.