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Diferencias entre turrones de Calidad Suprema, Extra y el sello Q

Diferencias entre turrones de Calidad Suprema, Extra y el sello Q

¿Cómo se puede distinguir un turrón bueno de otro malo? ¿Cuáles son las mejores tabletas de turrón? ¿Por qué hay unos turrones más baratos y otros más caros? Estas preguntas se las hacen muchos consumidores, a la hora de decidir qué tabletas llevarse a casa y también cuáles encargar por internet, algo que cada año va a más.

La competencia es muy elevada, así como la oferta de productos, pero para nada todos los turrones y dulces son iguales. Calidad prémium, calidad suprema, calidad extra, etiqueta de calidad, emblema Q, distintivo dorado… Muchos son los reclamos para llamar la atención, pero pocos los verdaderamente genuinos y certificados.

Cuando un turrón lleva la categoría comercial de Calidad Suprema se garantiza que en su composición hay miel pura de abejas, como mínimo en un 10% (salvo cuando el turrón protegido sea elaborado con edulcorantes autorizados), así como almendra tostada, limpia, sana y sin materias extrañas, en este caso como mínimo en un 64%.

Aquellas tabletas marcadas con el sello de Calidad Extra significa que también tienen miel pura de abejas, como mínimo en un 10%, y almendra tostada, limpia, sana y sin materias extrañas, pero en este caso como mínimo en un 50%.

Así las cosas, si atendemos a los porcentajes mínimos de la almendra, algunos turrones se clasifican en Suprema, que debe contener no menos del 60% de almendra en el producto final (el Turrón de Jijona se obliga como mínimo a un 64%), Extra (un 46-50% de almendra), Estándar (un 40%) y Popular (con sólo el 34% de almendra).

Lo que diga la normativa

"Que las materias primas empleadas sean las recogidas en el Reglamento 23/04/96 (Boletín Oficial del Estado), artículo 11, es decir, miel pura de abeja como mínimo en un 10 por ciento, debiendo ser el porcentaje mínimo de almendras en los turrones amparados del 64% para el Jijona y del 60% para el Alicante, así como los métodos empleados de elaboración que deben seguir las pautas fijadas en el Reglamento", según recoge el Consejo Regulador Indicación Geográfica Protegida Jijona y Turrón de Alicante, el cual tiene, entre otras obligaciones, velar por el cumplimiento de que los turrones amparados bajo este sello propio y distintivo cumplan con los estándares de calidad. Cabe recordar que no todas las empresas ni marcas pueden estar integradas en este Consejo Regulador.

Pero además, a la hora de elegir un turrón, hay que tener en cuenta la calidad de la almendra que emplea, ya que existen muchas variedades: Mallorca, Marcona, Mollar, Planeta, Largueta, Mixer, Nonpareil, Valencia o comuna, entre otras. La norma general de turrones no especifica variedad ni origen de las almendras, pero la Denominación de Origen (D. O.) Turrón de Alicante sí detalla que el producto se debe elaborar y envasar en el término municipal de Jijona con miel y almendra de las zonas de producción y elaboración de las comarcas de Alicante, Castellón y Valencia. Todos los turrones con esta D.O. que se venden en España o en la Comunidad Europea (otra cosa son los que se venden a tercero países) son Suprema y sólo pueden utilizar almendras de la variedad Valencia, Mallorca, Marcona, Mollar, Largueta o Planeta.

Para que un turrón pueda llevar el sello de la Denominación de Origen Jijona o Turrón de Alicante debe cumplir, en definitiva, dos requisitos: que se haya elaborado en el término municipal de Jijona, y que se hayan seguido a rajatabla los procesos tradicionales en los porcentajes de los ingredientes y en su elaboración.

De hecho, el Turrón de Alicante y el Turrón de Jijona cuentan con unos ingredientes de gran calidad, que implican, entre otros beneficios, gran poder energético, riqueza en glúcidos (son carbohidratos, hidratos de carbono o sacáridos, biomoléculas compuestas por carbono, hidrógeno y oxígeno y que proporcionan energía de manera muy rápida), grasas vegetales y proteínas.

Otra característica importante aquí a tener en cuenta y que habla de la calidad del turrón hecho en Xixona es la grasa del turrón empleada ya que tiene ausencia de colesterol, según el Consejo Regulador, desde donde también se recuerda que el turrón es rico en vitaminas y sales minerales. Las vitaminas más abundantes en concreto son la A, E y parte del complejo vitamínico B. En cuanto a las sales destaca la presencia de potasio y fósforo en su composición.

Para empezar, el turrón, aunque no lo parezca a priori, contribuye a combatir el denominado colesterol malo. Consumir almendras ayuda a disminuir los valores de lipoproteínas de baja intensidad (LDL) en sangre.

Su valor nutritivo es alto, sobre todo en proteínas (18%) y fibra (10%), pero es que además los especialistas apuntan a que el azúcar y la miel permiten un extra de vitaminas A, B1, B2, B9, E, y ácido linoleico.

¿Y esto qué significa?

La vitamina A colabora en la formación y el correcto mantenimiento de los huesos y de la piel. La vitamina B1 ayuda a las células a transformar carbohidratos en energía, es decir, suministrar potencia al cuerpo, sobre todo al cerebro y al sistema nervioso. La B2 es importante para el crecimiento del cuerpo y la producción de glóbulos rojos y hay que reponerla cada día, por lo que no estaría de más comer a diario un poco de turrón, aunque no sea Navidad.

La vitamina E se encarga de estimular el sistema inmunitario con el objetivo de que éste pueda combatir las bacterias y los virus. Por si fuera poco, ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y evitar la formación de coágulos de sangre en su interior.

El ácido fólico o vitamina B es la que se recomienda a las embarazadas de modo que deberían tomar la cantidad necesaria cada día para prevenir defectos congénitos. Esta vitamina es necesaria para el corazón y ayuda a la absorción de los nutrientes. El turrón auténtico y artesano contribuye así también al organismo.

Por su parte, el ácido linoleico forma parte también de los conocidos como omega 3 y nos ayuda a mejorar la circulación y el sistema nervioso. Tiene efectos sobre el sistema inmunológico y es capaz de mejorar el nivel de defensas de nuestro cuerpo.

Paralelamente, la almendra nos permite incorporar a nuestro cuerpo magnesio, hierro y potasio, además de tener este componente bajo contenido en azúcares, lo que le viene de perlas a los diabéticos.

Además, cabe señalar que este dulce navideño también suma antioxidantes, lo que significa que combate en parte el envejecimiento. Así que, como ves, comer turrón solo en Navidad es un placer que deberías extender a todo el año.

Mimo y cuidado

Así que a la hora de hacer un buen turrón en Jijona se cuida de que la almendra esté igualmente tostada por todos sus lados y superficie, que la mezcla de miel, azúcar y clara esté bien caramelizada, que se dé un correcto equilibrio entre los ingredientes usados y que tenga un punto de cocción y arrematamiento adecuados. Con respecto a la almendra, podemos decir que es el ingrediente básico del turrón y el que realmente lo encarece. La preferida y más idónea para un buen turrón es la variedad Marcona.

Las tabletas de www.turronesydulces.com son totalmente artesanales y respetan los métodos de elaboración tradicionales. Además las fórmulas que se utilizan para ello superan el porcentaje de almendra (hasta un 64%)que otorga la Calidad Suprema, y todas las materias primas utilizadas en el proceso son de gran calidad además de provenir de la zona mediterránea.

En cuanto al emblema Q, no hay que caer en engaños: La marca “Q” se refiere a Calidad Turística, es decir, solo es para los establecimientos del sector turístico o experiencias turísticas, no para productos como el turrón. Este distintivo lo otorga el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) y supone estar a la altura de unos exigentes requisitos específicos de calidad.

Por tanto, no es lo mismo un turrón Calidad Suprema que uno estándar, y el precio varía en función de la proporción de los distintos ingredientes, de la procedencia, del cuidado y mimo a la hora de su elaboración, de si se realiza o no de forma artesanal y también del precio sobre todo de la almendra en cada momento.

Y sí, caduca, el turrón caduca, pero tiene mucha vida por delante. En principio tiene una vida perfecta de entre 12 y 18 meses a partir de su fabricación. El de Jijona presenta una mayor longevidad gracias a que el aceite de almendra humedece toda la tableta y esto va a favor de su conservación.



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