El cava elaborado en la región valenciana está de enhorabuena: las siete bodegas que conforman la Asociación de Elaboradores de Cava de Requena ( Coviñas, Chozas Carrascal, Dominio de la Vega, Bodegas Hispano-Suizas, Pago de Tharsys, Torre Oria y Unión Vinícola del Este ) han cerrado un 2022 “de récord” superando la frontera de los 13 M al registrar un volumen de ventas de 13,34 M de bot.

Esta cifra confirma la buena acogida que están experimentando estos cavas, que cada vez cuentan con unos consumidores más receptivos. De hecho, las previsiones de evolución de los cavas de Requena son ambiciosas, con la voluntad de llegar a un volumen de producción cercano a los 30 M de bot. durante los próximos ejercicios.

Rebeca García, presidenta de la Asociación, subraya que en la última década se ha duplicado la presencia de sus cavas en el mercado, posicionándose "de forma destacada tanto en el mercado nacional como en el ámbito internacional”.

Esta buena acogida de los espumosos valencianos -así como españoles- es uno de los fenómenos de crecimiento que más han determinado la evolución del sector, tal y como se analiza en el último Informe de Vinos Espumosos publicado por Alimarket.

García también destaca el progreso en la campaña por desestacionalizar este tipo de vinos: “aunque el último tramo del año sigue siendo el momento de más consumo de cavas, todas las bodegas hemos visto como en otras épocas del año los pedidos también han crecido respecto a otros años, y el feedback que recibimos, sobre todo de la restauración, es que los cavas de Requena están cada vez más presentes en comidas y cenas durante todo el año”.

Las buenas cifras de comercialización se han visto empañadas por el contencioso que mantienen las bodegas valencianas con la DO Cava por el empleo del término “Cavas de Requena”, una reivindicación por el saber hacer propio del territorio que en la Denominación no ven con buenos ojos por la potencial confusión de sus asociados con los vinos de la DO Utiel-Requena.

A este respecto, García sostiene que “es una situación que en cierto modo nos condiciona cuando salimos al mercado, ya que no podemos identificar con claridad el origen para que el consumidor conozca la procedencia del cava que está tomando. De todos modos, tal y como demuestran los datos de comercialización, creo que como colectivo las siete bodegas hemos sabido afrontar esta situación juntas, trabajando para visibilizar nuestras marcas y que se vinculen al municipio donde se elaboran”.