En 2022, el consumo de frutas y hortalizas en nuestro país retrocedió a doble dígito, en concreto un 12,2% (3,7 Mt) y un 13,4% (2,3 Mt, sin patatas frescas), situándose por debajo de las cifras de 2019 (último ejercicio prepandémico). Por el contrario, el valor no disminuyó en la misma proporción: un ligero 0,2% en el primer caso (7.242 M€), mientras se intensificaba en el segundo (-4,9%, 4.945 M), debido al encarecimiento del precio medio, ya que los hogares pagaron un 13,7% más por su compra de frutas, muy por encima del promedio del mercado agroalimentario (+8,7%). En concreto, su precio se situó en 1,97 €/kg, según se desprende del ‘Informe del Consumo Alimentario en España 2022’, publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) mientras que el coste de las hortalizas aumentó un 9,8% (2,13 €/kg).
Como consecuencia de esta espiral inflacionista, la distribución está mejorando sus resultados, con crecimientos que pueden alcanzar el doble dígito. De forma paralela, este encarecimiento de los precios también está modificando los hábitos de compra de los consumidores, que están optando por cestas de menor tamaño, más visitas al supermercado y, sobre todo, una búsqueda “in situ” de los mejores precios y promociones.
A este escenario general, habría que añadir una particularidad que ha impactado de lleno al mercado de frutas y hortalizas: las adversas condiciones metereológicas a las que se ha enfrentado y se sigue enfrentando el campo nacional. Ante este escenario, el sector ha decidido tomar medidas para minimizar el impacto de la inflación. En la práctica, estas acciones se han traducido en dos pilares principales: apostar por las promociones y adaptar los márgenes comerciales. Ya en 2023, las cifras preliminares dejan ver que se está repitiendo el “modus operandi” del año anterior, tal y como pueden consultar en el Informe 2023 de la Distribución de Frutas y Hortalizas en España, publicado por Alimarket el pasado mes de septiembre.







