Vivimos un momento excepcional en el que la industria está llamada a participar en un proceso de gran envergadura para impulsar y transformar la economía de nuestro país. Para ello, la Unión Europea ha puesto en marcha el programa Next Generation, unos fondos que dotarán a los estados miembros de los recursos necesarios para avanzar en su modernización y reindustrialización. Mucho se ha hablado de estos fondos, pero son muchas las dudas que se plantea la industria sobre quiénes y qué proyectos podrán ser subvencionados en los próximos años. Para dar más luz a este tema, la asociación AMAF (Asociación Mediterránea de Aromas y Fragancias), en colaboración con la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació, ha organizado una jornada informativa para que las empresas del middle market conozcan los datos y puedan aprovecharse de estos fondos, “una pieza clave para seguir siendo competitivos”, explica su presidenta, Denia Martínez Chamorro.
Para ello, se ha contado con la colaboración de Miquel Puig, coordinador del comité asesor de Cataluña Next Generation. En palabras del Puig, “se trata de una situación excepcional. Primero, por la cuantía de los fondos, ya que España podría recibir 150.000 M€ para nuestro país, de los cuales, el 52% (78.000 M€) vendrá en forma de subvención -lo que significa más del 5% de PIB de España-, mientras el resto sería a modo de préstamo. Segundo, porque es la primera vez que la UE se endeuda (cuantía que tendrá que devolver entre los años 2038-2058), y por ello quiere ser muy cuidadosa en conocer el fin y empleo de estos fondos. Y tercero, porque con estos fondos se quiere hacer política industrial y transformar el modelo productivo: lo que hacemos y cómo lo hacemos”.
Antes de la pandemia, algunos países de la Unión Europea, como Alemania y Francia, ya venían estando muy preocupados por el retraso tecnológico en el se encontraba Europa, y veían un peligro de desindustrialización frente a otros mercados como el chino o el estadounidense. La irrupción del Covid y la crisis económica a la que ha arrastrado a todos los países han acelerado estos planes de reindustrialización. Miquel Puig explica que estos fondos servirán para transformar las economías a largo plazo, “sobre todo la de los países más mediterráneos y del Este”, y se hará en base a dos ejes fundamentales: la transición ecológica, que absorberá el 36% de los fondos, y la transición digital (20%). Sin embargo, a su juicio, los plazos establecidos serían muy justos para alcanzar esa transformación real. “Una quinta parte del presupuesto total se debe asignar y gastar antes del año 2023, y el resto se tiene que asignar en este mismo periodo, pero se puede gastar hasta el 31 de agosto de 2026. Se trata de poco tiempo, si hablamos de política industrial, de proyectos de gran envergadura y de transformación tecnológica, por lo que creo que será una transformación muy limitada”, comenta.
¿Cómo se repartirán estos fondos?
Miquel Puig explica que estos fondos están asignados, pero no aprobados, “aún estamos en una fase de preparación”. Los estados miembros tienen de plazo hasta el 30 abril para presentar sus programas. En nuestro caso, el Gobierno español cuenta con el borrador ‘España Puede’, y una vez entregado, la Comisión Europea tiene dos meses para aprobar los planes, “por lo que hasta septiembre no se prevé que se apruebe el plan español y será por entonces cuando España esté autorizada a gastar dinero”, aclara. Según su opinión, las primeras convocatorias se esperan para el último trimestre de este año.
Para gestionar la primera partida de estos fondos, Puig explica que el Gobierno ha decidido tomar el control de la mitad, mientras que el resto lo controlará las Comunidades Autónomas. En cuanto al Gobierno, este ha decidido dividir su parte en fragmentos muy pequeños por todos los ministerios, agencias, organismos y programas. “Esto significa que nos vamos a encontrar con convocatorias competitivas de ayudas elaboradas por los mismos organismos de siempre, pero con más dinero, y más licitaciones de empresas para hacer obras, comprar productos y servicios”, añade.
Ante la duda de si estos fondos llegarán a las medianas empresas, Miquel Puig sí que lo ve factible porque “es mucho dinero”. Y ¿cuánto dinero de los proyectos se podrán subvencionar? Aunque aún no está nada cerrado, explica que desde los distintos ministerios hablan de un máximo del 30%. “Aunque esto ya se verá cuando empiecen la primeras convocatorias”.
La industria de cosmética y belleza y su transformación
Denia Martínez, presidenta de AMAF, anima a la industria a ir pensando en proyectos innovadores y acelerar aquellos que estaban previstos para los próximos años “para poder tener así una Europa más competitiva, resiliente, consistente y con una potente transformación digital”.
Para Iván Borrego, manager de Beauty Cluster, asegura que estamos ante un gran reto y ha destacado el papel del sector de la cosmética y perfumería en nuestro país, y la importancia que va a tener en este proceso de recuperación, “y que ya lo estamos detectando”. Según los números que maneja, el sector vuelve a la senda del crecimiento. “España es el segundo exportador de perfumería y el cuarto de cosmética, el 60% de esta industria está en Cataluña y el 20% en Valencia, esto significa que hay una gran aglomeración de una industria netamente exportadora y con una balanza comercial que arroja más de 1.000 M€ de saldo positivo cada año. Esto permite que desde la industria, que es a su vez muy innovadora, tengamos la responsabilidad de ser punteros en este plan de recuperación. En definitiva, hay que aprovechar estos fondos para que mejore la competitividad de nuestra industria y para que cada vez seamos más innovadores y exportadores”, concluye.
