El sector de maquinaria de embotellado afronta un periodo inesperado. A pesar de que nadie podía predecir la aparición de una pandemia como la que estamos viviendo, en el caso que nos ocupa nos encontrábamos en mitad de un ciclo de crecimiento que se inició en 2017 y que se ha interrumpido de manera brusca. El escenario ha cogido a todo el mundo con el pie cambiado y por ende la indefinición y las incógnitas rodean a la posible evolución de este mercado. En el Informe 2020 del sector de Maquinaria de Embotellado elaborado por Alimarket Envase, el primero que hace de este campo en los últimos diez años, analizamos cuáles son las fortalezas y amenazas que actualmente afectan a este mercado:

Los contras

* Clientes en horas bajas: aunque la contracción económica es general y en todas partes se han registrado movimientos a la baja, en el caso del embotellado ha habido un perfil de cliente que ha sufrido muy duramente el parón económico: las bebidas alcohólicas. El cierre total de la hostelería durante el confinamiento y su funcionamiento a medio gas en los meses posteriores han lastrado la evolución de un sector clave para la industria del embotellado, tanto si hablamos de vinos como de bebidas espirituosos o licores. Se trata de una situación que tiene difícil su resolución a corto plazo y que afecta también a otros campos (como los refrescos o las aguas).

* Cicatrices recientes: como se indicaba al principio, el sector de embotellado ha pasado unos años muy complicados en el periodo vivido entre 2007 y 2017. La crisis financiera y el golpe que supuso al consumo mundial dejó muy tocado a un mercado que vio en ese tiempo como todos sus sectores de referencia sufrían recortes en su producción para adaptarse a la realidad. En este tiempo, que ha sido pródigo en cierres en el mundo del embotellado, muchas empresas han sobrevivido gracias al servicio técnico como fuente significativa de ingresos. Tener tan cerca un periodo tan funesto representa un peligro porque. aunque los tres últimos años han mostrado una evolución mucho más positiva, para muchas compañías las cicatrices son todavía recientes y necesitaban de una mayor fase de consolidación de su situación para poder afrontar con más optimismo este escenario.

* Nuevo panorama: independientemente de la situación que ha traído consigo el coronavirus, existían en el horizonte amenazas muy fuertes capaces por sí solas de haber roto la tendencia positiva en la que se encontraba el sector. A nivel geopolítico, en los últimos dos años se han definido movimientos proteccionistas en forma de aranceles al comercio capaces de romper con los resultados esperados a grandes actividades de inversión productiva. El ejemplo más significativo tiene que ver con la principal economía del mundo, EEUU, donde los aranceles que se han impuestos a sectores como el vino o el aceite de oliva durante la Administración Trump han supuesto una seria preocupación para todos. Pero no han sido los únicos. Un salida abrupta de Reino Unido de la Unión Europea también ha sido objeto de desvelo por los efectos en campos clave, de nuevo con el vino como principal protagonista, y Rusia también se ha movido para conseguir frenar la entrada de vinos a granel en el país, aunque esta última medida afecta menos al sector de embotellado. Al margen de esto hay nuevas tarifas impositivas en curso para las bebidas azucaradas y la tendencia en favor de la sostenibilidad puede provocar cambios en la industria que por el momento han quedado interrumpidos, sobre todo en lo que afecta a la reutilización de envases.

Los pros:

* Una I+D imparable: la recuperación que ha vivido el sector en fechas recientes ha permitido al sector volver a confiar en la I+D como herramienta para afianzar el crecimiento. Con partidas adaptadas al tamaño de cada una de las empresas, la innovación ha vuelto a ser la norma del sector con proyectos de distinto perfil. Los grandes grupos se han movido en favor de una tendencia creciente de crear espacios específicos para desarrollar soluciones ad hoc, vía que ha seguido, por ejemplo, Krones; o con alianzas con otros grupos para reforzar catálogos y ofrecer soluciones más completas, caso de KHS o Sacmi. Otras empresas ha optado por reforzar su aparato productivo y concebir nuevos equipos para segmentos concretos, movimiento que ha seguido Gallardo Ingeniería, o apostar por tecnologías que complementan procesos como el final de línea, caso de Ausere.

* Surgen oportunidades: igual que los mercados vinculados al canal horeca han sufrido con dureza la crisis sanitaria actual no se puede negar que han surgido oportunidades en otros campos, esencialmente los vinculados a los sectores de higiene y limpieza, sectores que han visto incrementar su demanda en momentos puntuales a ritmos de tres cifras. A esto se suma un comportamiento mejor del esperado en nichos como el aceite o las salsas, pero estas tendencias sin embargo aún no ha servido para compensar las pérdidas vividas en los grandes mercados porque las inversiones de las empresas no son las mismas. A medidas de esta campaña, uno de los grande especialistas en el mercado de segunda mano, Machine Point, estimaba que la industria del embotellado está produciendo al 100% por encima de su capacidad regular con hasta cinco turnos en algunos casos, lo que confirma que el cliente tipo de este sector aguanta, aunque a base de compras de equipamiento en el mercado secundario.

* España, plaza fuerte: a pesar de las circunstancias actuales, España se ha configurado en los últimos años como uno de los mercados más atractivos para la industria del embotellado, lo que ha llamado la atención de grandes grupos y ha permitido a empresas de menor tamaño mantener el tipo. En las últimas campañas, hemos asistido a operaciones de compra como la protagonizada por el grupo italiano CFT, la apertura de filiales propias de grupos con gran recorrido en España como la transalpina Marchesini o la aparición de nuevos actores como Beriteil. Esta es quizás la mejor muestra de que, en condiciones de normalidad, el mercado nacional volverá a ser boyante.