Estado actual y desafíos principales
La transformación digital es un proceso continuo y complejo, multidimensional, y adaptativo, vinculado a las características internas de las organizaciones y del contexto social, económico y tecnológico. En general se reconoce que existe un desajuste entre las características de los procesos que resultan de la trasformación digital de la salud y las competencias del personal sanitario. Resulta esencial asegurar que este tiene el conocimiento, habilidades y actitudes adecuadas para enfrentarse a la evolución tecnológica y organizativa que se está produciendo. No solo se necesita que se desenvuelvan con soltura en la utilización de las nuevas tecnologías, sino también que las evalúen críticamente y que participen activamente en su desarrollo y en la adopción apropiada en la práctica rutinaria. En ese proceso es fundamental el desarrollo de culturas de comunicación y colaboración entre la parte asistencial y la parte tecnológica.
En la actualidad, las competencias digitales no están contempladas entre las que se exigen formalmente a los profesionales sanitarios en su educación y sería necesario ajustar los currículos de educación reglada y formación continuada.
La experiencia disponible muestra como la promoción de las competencias digitales en los profesionales sanitarios actualmente encuentra una serie de dificultades y barreras. En primer lugar, se trata de una cuestión compleja dada la naturaleza del sistema sanitario, el gran número y diversidad de profesionales, las tecnologías involucradas y la velocidad del cambio. Hay que considerar que se debe cubrir un espectro muy amplio de necesidades atendiendo a los diferentes niveles de responsabilidad (gestores sanitarios y alta dirección, responsables intermedios, primer nivel de atención, cuidadores informales) y la gran variedad de perfiles curriculares (médicos, enfermeros, dentistas, farmacéuticos, profesionales de Salud Pública, biólogos, informáticos, físicos, químicos, ingenieros, economistas, sociólogos, arquitectos trabajadores sociales y otros más).
También hay que tener en cuenta los distintos niveles de competencia digital de cada individuo y sus diferentes aptitudes y actitudes. Por ejemplo, dentro de los profesionales sanitarios, como en todo colectivo de usuarios de TIC, podemos distinguir los pioneros, los adoptadores tempranos, los adoptadores en la gran corriente y los recalcitrantes al cambio.
También se ha encontrado que hay diferencias según la edad, siendo más alta la competencia digital para los profesionales más jóvenes y los que usan herramientas digitales de forma fluida en su vida privada.
Un desafío importante es la limitación de recursos y de estrategias claras de formación. Así, por ejemplo, una de las cuestiones es la falta de formadores capacitados y la formación de formadores en competencias digitales para Salud.
Entre las cuestiones críticas que gravitan sobre los profesionales están la carga laboral excesiva y los problemas de disponibilidad de tiempo para su formación. Una de las manifestaciones de resistencia al cambio es la propia resistencia a recibir formación favorecido por la falta de incentivos y reconocimiento profesional por formación digital.