Descenso del 38% del consumo interior aparente
Las consecuencias del impulso de los precios y del descenso de las disponibilidades de aceite de oliva fueron una caída del 38% del consumo interior aparente y una disminución del 34% de las exportaciones españolas, que quedaron en 367.400 t y 715.000 t, respectivamente, en la campaña 2022/2023 (entre octubre de 2022 y septiembre de 2023), según los datos del Ministerio de Agricultura. Por tanto, el sector nacional puso en el mercado un total de 1,08 Mt de aceite de oliva.
Así, por cuarto ejercicio consecutivo, la comercialización desde España superó a la producción nacional, merced, en este caso, fundamentalmente a las existencias que quedaron de la campaña 2021/2022 (de 454.600 t). De hecho, las importaciones españolas se cifraron en solo 210.100 t, volumen incluso inferior al adquirido fuera en un ejercicio de producción media-alta, como fue la campaña 2021/2022, cuando entraron 212.800 t. Este estancamiento de las compras exteriores se explica, en parte, por la prohibición -efectuada en agosto- de las exportaciones de aceite de oliva a granel impuesta por el gobierno turco y por la limitación -a partir de octubre- de los envíos exteriores de aceite de parte de Marruecos. Son medidas, dirigidas a garantizar el aprovisionamiento interno y evitar un mayor ascenso de los precios en estos países, que cobran más relevancia en el caso de Turquía. De hecho, en la última campaña, este país fue el segundo productor mundial de aceite de oliva -tras España- y el cuarto exportador, según los datos del COI.
En cuanto a la demanda de aceite de oliva en España, en la última campaña, se registró un descenso porcentual mayor en el consumo por parte de la industria (sector conservero, pastelería, etc.) y horeca que en las compras en el canal de alimentación. De hecho, algunas fuentes cifran en el 40% la disminución del consumo en el conjunto de los dos primeros canales. Por tanto, en las cocinas de la hostelería y en la industria se ha dado una relevante sustitución del aceite de oliva por producto de semillas (fundamentalmente, aceite de girasol). Además, en las salas de horeca -a causa del alto precio del aceite de oliva- se han vuelto a dispensar las aceiteras rellenables, prohibidas desde 2014.