Poca fuga hacia el girasol en la distribución nacional
En el universo de retail nacional, el descenso de la comercialización de los aceite de oliva se cifró en el 12% en el último ejercicio, conforme a NielseniQ y Circana, que sitúan el resultante en 256,73 Ml y 238,98 Ml en los periodos anuales concluidos en noviembre y octubre de 2023, respectivamente. En concreto, entre el verano y la llegada de la nueva campaña (2023/2024), la demanda interna de aceite de oliva embotellado discurrió aún a un buen ritmo. Pero, en el mes de noviembre, a raíz de los precios finales alcanzados, las compras por parte de las familias en España llegaron a caer un 30-35%, según algunas estimaciones.
En el conjunto de dichos acumulados anuales analizados por las auditoras, la categoría de aceite de oliva experimentó, en la distribución organizada, un incremento del precio final medio (PVP) del 44-45,4%, ostensiblemente superior al ascenso (del 30%) repercutido en el año anterior. Aun así, las marcas de las cadenas (MDD) registraron un ascenso en volumen de solo 1,1 puntos en libre servicio, al pasar su cuota -conforme a Circana- del 55,18% registrado en el acumulado finalizado en octubre de 2022 al 56,13% en los doce meses siguientes. Es una contención explicable, en parte, por la disminución del diferencial en precio de estas marcas con las enseñas de los envasadores.
En definitiva, en un contexto adverso, el comprador español volvió a mostrar su confianza en sus marcas tradicionales y, en definitiva, en la grasa vegetal más saludable. Así, en términos generales, no abandonó la categoría, aunque redujo su consumo y optó más por producto de menor precio (virgen, de orujo, etc.). Sin embargo, se estima que, en los dos o tres últimos años, la penetración del aceite de oliva en los hogares españoles se ha reducido de 90% al 80% a causa de los precios.
Además, en esta coyuntura, el sector ha defendido la imagen de calidad de su producto creada durante años. Así, la presión de las organizaciones agrarias llevó a Acesur y a la distribución a retirar de los lineales el aceite de mezcla de oliva virgen extra y girasol que la compañía había logrado introducir en pocos días en cuatro cadenas. De hecho, aquel producto -con la marca ‘La Andaluza’- se vendía a un precio muy inferior al propio de un aove.
Por otro lado, en el libre servicio nacional no se ha visibilizado migración de las compras de aceite de oliva hacia el producto de semillas (aceite de girasol, mezcla de semillas, etc.), pues la venta de esta gama también se redujo en el periodo noviembre 2022-octubre 2023, en concreto, un tímido 1,4% -hasta 173,82 Ml-, según los datos de Circana. Por tanto, las compras totales de aceites en este universo se aminoraron un 7,7%, en relación al año anterior, y quedaron en 412,80 Ml.
En cambio, en el conjunto del canal de alimentación, una parte de las ventas de la categoría de oliva sí se sustituyó por aceite de semillas. De hecho, el volumen de esta última gama aumentó un 6,6% -hasta 192,76 Ml- y contuvo el descenso de la comercialización total de aceites, venta que se aminoró solo un 4,8% (en 22,6 Ml) y quedó en 450,39 Ml, conforme al estudio de NielsenIQ.