Tras unos ejercicios pandémicos especialmente complicados, 2022 se presentaba como el año de la recuperación para el sector de las bebidas espirituosas. El incremento generalizado de costes y las dificultades logísticas y de suministro parece que no lo harán posible y retrasarán la recuperación plena hasta 2023. A pesar de ello, se prevé que los balances de los operadores de bebidas espirituosas registren cifras de facturación récord para este ejercicio, estimuladas por la inflación, aunque los beneficios hayan obtenido unos números más discretos. La buena noticia llega del mercado internacional, que avanza a doble dígito en valor y consigue superar las cifras previas a la crisis sanitaria. Ante esta coyuntura, el sector se aferra a las tendencias de dinamización del mercado: premiumización, saborización, consumo diurno y alternativas bajas en alcohol.
