Nueva campaña aún con menos disponibilidades
Como en el año anterior, los elevados precios en origen y en destino con que se ha iniciado este ejercicio se deben a las malas previsiones sobre la elaboración nacional de aceite de oliva. De hecho, para esta campaña en curso, se espera aquí una producción de 766.400 t, un 13% más que en 2022/2023. Así, las existencias nacionales totales se cifrarán en solo 1,01 Mt -incluyendo el stock que quedó de la campaña 2022/2023-, volumen inferior en 106.000 t al disponible en el curso previo. Por tanto, el sector tiene ante sí otra campaña de reducida producción nacional y tiene la seguridad -y casi, necesidad- de que la demanda caerá en los próximos meses y este enfriamiento permitiría enlazar con el siguiente ejercicio (2024/2025) con algo de aceite en las bodegas, como ya sucedió en el curso 2022/2023. De hecho, la subida de los precios y la reducción del ritmo de las salidas durante 2023 alejaron la sombra de desabastecimiento e hicieron posible llegar a septiembre con unas existencias nacionales de 248.100 t, por encima de las previsiones iniciales de las organizaciones agrarias.
Ahora, la gran pregunta que se formulan los operadores, el consumidor español y los agentes de la administración es “¿Cuándo comenzarán a bajar los precios del aceite de oliva en origen y destino?”. La respuesta está en la climatología y en las previsiones de producción ya para la próxima campaña (2024/2025). De partida, esa temporada, que comenzará en octubre de 2024, tiene en su haber algo más de precipitaciones que la actual, pero requiere bastante más lluvia, sobre todo en algunas provincias andaluzas -fundamentalmente, Málaga y Granada-, y un buen comportamiento de las temperaturas en la etapa de floración del olivo.
Entretanto, a lo largo de este invierno, se pueden dar nuevos altibajos en las cotizaciones en origen en España -como los registradas en noviembre-, en función de la posible llegada de las lluvias. En general, cabe vaticinar que las fluctuaciones de los precios en origen seguirán hasta que el nivel de la demanda se equipare a las existencias. “La recogida de la aceituna en Jaén -primera provincia productora de aceite de oliva- está siendo muy costosa. Los costes son muy elevados y los rendimientos, muy bajos. Tendría que llover mucho para que los precios cedieran. Además, los pantanos andaluces están peor que el año pasado. Si las cosas siguen así, la próxima campaña será como esta o peor”, vaticina Javier Olmedo, director gerente de la Fundación del Olivar.
Además, de cara a este ejercicio, la incertidumbre adquiere un cariz más internacional si cabe. De hecho, se prevé un descenso de la producción mundial, pues no se esperan buenas cifras prácticamente en ninguno de los principales países elaboradores. Así, la elaboración global se estima en 2,41 Mt, un 7% por debajo del volumen de 2022/2023 (2,59 Mt). “Al no haber ya contratos de precios bajos, las cotizaciones en origen versus PVP en el lineal van a estar mucho más alineadas en 2024, no solo en España, sino en todas las geografías”, adelantan los responsables de Sovena.
En definitiva, los molturadores y los envasadores se enfrentan con vértigo a esta nueva campaña de aceite de oliva (2023/2024), ante una demanda internacional mayor que la oferta y sin una referencia o experiencia previa sobre un contexto como este, de precios muy altos y existencias reducidas. “Hace un año por estas fechas, teníamos temores ante una campaña (2022/2023) que llegaba corta. Pero entonces, teníamos la mochila cargada (con existencias del curso 2021/2022). Esta campaña, disponemos de un enlace (existencias del curso 2022/2023) muy bajo. Nunca hemos tenido un stock tan reducido en Dcoop. Para el ejercicio que viene, no tenemos volumen y puede llegar algún ERTE a nuestras plantas de aceite”, adelanta el presidente de Dcoop, primer productor mundial de aceite de oliva.